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El Control Inteligente del Tráfico requiere un Plan Tecnológico y no medidas restrictivas

Según la ONU (Organización de las Naciones Unidas) en 2030 el 9% de la población mundial vivirá en 41 megaciudades con más de 10 millones de habitantes, dado que la actividad económica se desarrollará cada vez más en las grandes ciudades. De ahí que se requiera aplicar lo antes posible los avances tecnológicos adecuados para mejorar la eficiencia de las grandes ciudades, no solo buscando su sostenibilidad sino con una transformación digital en la  gobernabilidad y en la prestación de los servicios públicos.

Parece que la prioridad de algunos alcaldes se centra en una obsesión por la prohibición o penalización a los ciudadanos reduciendo la movilidad motorizada buscando la reducción de la intensidad de tráfico privado, sin ofrecer alternativas adecuadas que garanticen el funcionamiento de la ciudad y la movilidad a sus habitantes.

El gobierno de una ciudad no debe centrarse en planes independientes que solo pongan foco a un aspecto de la ciudad y con soluciones improvisadas buscando cierto resultado al corto plazo limitando las libertades de los ciudadanos.

Se deben  rediseñar las ciudades englobando diferentes puntos de vista (medioambiental, cultural, social, operativo, logístico,  administrativo y  económico) con objetivos progresivos que a largo plazo se consiga una ciudad sostenibleo Smart City (ciudad inteligente) capaz de gestionar óptimamente los recursos energéticos; mejorar la calidad de vida de sus habitantes y empresas con servicios públicos mejorados; facilitar la movilidad libre; administrar con rentabilidad económica y excelencia; facilitar las gestiones electrónicas con las Administraciones Públicas; garantizar el crecimiento sin reducir servicios sociales;  promover el emprendimiento; crear empleo; aumentar el atractivo turístico…

El problema del tráfico de las grandes ciudades y los niveles de polución que conllevan a restricciones que no satisfacen a los ciudadanos, se pueden resolver usando la tecnología y no imponiendo el uso de la bicicleta.

Una ciudad inteligente puede en tiempo real aliviar el tráfico y reducir la polución, usando las tecnologías emergentes (Internet of Things, Redes Sociales, Apps, Big Data, Robótica…) aplicadas a diferentes cuestiones de la ciudad. Por ejemplo, mejorar la fluidez del tráfico mediante un control de los semáforos optimizado dependiendo del número de peatones esperando a cruzar o según el número de vehículos presentes agilizando los tiempos de espera y reduciendo los atascos y la contaminación acústica; facilitar la búsqueda y el pago virtual automatizado (sin buscar parquímetros) de aparcamiento libre en las calles y parkings (se estima que el 30% del tiempo de circulación en una ciudad se destina a la búsqueda de una plaza libre); mejorar la calidad del servicio de los transportes públicos eléctricos; mantener bien informados a los ciudadanos en cada momento para que tomen mejores decisiones en tiempo real y con anterioridad… en definitiva, facilitar la movilidad al ciudadano y no entorpecerla con decisiones políticas restrictivas.

Experto en BPM y Transformación Digital

@pedrorobledobpm

7 noviembre, 2016

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