Madrid, Opinión

El Gobierno tendrá que enfrentarse al problema de las pensiones

Una de las tareas del equipo de Mariano Rajoy será enfrentarse con el problema de las ‘pensiones’. Un nuevo reto que, por desgracia, y si se cumplen todas las premisas, se va a resolver con parches económicos para reducir el déficit a corto plazo.  Y no es que sólo haya que tomar medidas económicas, es que una vez más el intervencionismo estatal y el Estado del Bienestar se han puesto en duda, no son capaces de ofrecer lo que prometen.

Los expertos no creen que la situación del Fondo de Reserva de la Seguridad Social sea motivo de alarma, a pesar de que el Gobierno ha declarado que la ‘hucha de las pensiones’ se agota a finales de 2017, pero sí que sirva como una señal para preparar alternativas sostenibles a largo plazo. Si finalmente se decide excluir parte de las prestaciones no contributivas de la caja de la Seguridad Social, es decir, trasladar el gasto a los Presupuestos Generales, habremos puesto un parche que permitiría controlar el déficit durante 10 años.  Esto supone un incremento de impuestos o incluso la creación de un tributo específico. Una medida injusta que permite al Estado continuar controlando el arma política de las pensiones, mientras al contribuyente se le ahoga en impuestos, y con la incertidumbre añadida de las condiciones finales de su prestación pública.

Otros países han hecho frente a esta situación realizando reformas en sus sistemas de pensiones. Por ejemplo, Suecia y Reino Unido disponen de un modelo mixto que otorga al contribuyente una mayor libertad para planificar su jubilación con garantías. En España, las empresas pueden ofrecer voluntariamente planes de pensiones, un complemento salarial que cada vez es está más presente en las negociaciones colectivas.

Por desgracia, muchos de los productos financieros destinados a complementar la jubilación, como los famosos fondos de pensiones, no son capaces de asegurar un incremento óptimo del patrimonio de los partícipes. A la mayoría de estos Fondos les cuesta batir el déficit, hasta el punto de que uno de cada seis refleja pérdidas en la última década. Se han utilizado como una herramienta fiscal más que como un producto de ahorro, prueba de ello es que el 80% de las aportaciones a fondos de pensiones se realizan a final de año para beneficiarse del tratamiento fiscal que reciben.

Las empresas aseguradoras y entidades bancarias, que hasta ahora desatendían estos productos, han ampliado su oferta con el fin de ofrecer mayores rentabilidades. Una misión que pasa por hacer asumir una mayor cuota de riesgo al ahorrador clásico, que trabaja con producto garantizado o en renta fija, para convertirlo en un inversor capaz de tomar decisiones ante un cambio en los mercados.

@rafaelgg89

7 noviembre, 2016

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