Elevándose por encima de las guerras intestinas en las que está inmerso el sector del taxi (especialmente en Madrid), compitiendo con profesionalidad y seriedad, con calidad y educación en el servicio al usuario, la compañía española de movilidad Cabify superará el objetivo de facturación de 100 millones de euros. Y creciendo.

La cifra de negocio anual de la empresa se ha ido multiplicando desde 2011 y está experimentando un crecimiento mensual muy rápido, de más del 20%, gracias a la apertura de nuevos mercados, a que están reforzando el servicio en aquellos en los que ya tiene presencia y a la propia debilidad de un taxi que intenta ser defendido con escasa eficacia desde asociaciones como Fedetaxi.

Así, y especialmente en la capital de España, mientras el taxi está en claro proceso de decadencia, Cabify está multiplicando en ocasiones por 9 su facturación entre ejercicios. Como han señalado directivos de la marca, un crecimiento claramente “exponencial”.

No sólo eso. La valoración de la firma ya se sitúa en torno a los 300 millones de euros. De momento. Son las bases de un trabajo sólido, sin trampa ni cartón, en el que como se señala desde la compañía se ofrece un servicio de transporte de pasajeros en y con calidad de agencia de viajes. Una empresa, “responsable, ética, transparente y legal que colabora, de manera permanente, con las autoridades e instituciones de cada país en el que opera”. No todos pueden decir lo mismo.