Madrid, Opinión

Franco, aquel hombre: una detenida reflexión

 

Pasan los años y los aniversarios y no se oye ninguna voz, sobre todo de las generaciones de mayores que con el vivieron, que se atreva a recordar a aquel hombre excepcional, que hasta la Universidad de Indiana, en su estudio sociológico universal calificado como español más importante del siglo XX.

Los mentirosos encanallados de la “Ley de memoria histórica”, liderados por ese enano político llamado Zapatero, se han encargado de querer, y en gran medida conseguir, voltear las causas, el desarrollo y las consecuencias de nuestra guerra civil, hasta el punto de que solamente sus cobardes enemigos, que le dejaron acollonados morir tranquilamente en la cama, son los que hablan y no callan sobre la suerte que en aquella contienda corrieron sus VENCIDOS MAYORES, que eso es lo que escuece.

Pero más cobardes aun los que debían, debieron y deberían defender la memoria de este hombre, gracias al cual todo el pueblo español disfruto de una tranquilidad, una paz y un progreso nunca vistos desde siglos antes. Un hombre providencial dotado excepcionalmente de las cuatro virtudes cardinales de nuestro catecismo católico: prudencia, justicia, fortaleza y templanza.

Prudencia simultaneada con un valor de leyenda en su trayectoria militar; justicia para no permitir, a través de los tribunales, militares o civiles, la impunidad por todas las barbaridades sañudas perpetradas por los rojos en su retaguardia; fortaleza plasmada en energía y sentido del mando, sin impetuosidades, tan celtíberas, con frialdad y serenidad siempre; y, por ultimo, templanza extraordinaria para atemperar en todos los órdenes la tendencia a exagerar de los españoles.

Realista como ningún otro gobernante español tuvo incluso su punto de ironía y hasta cierto cinismo, reflejadas en muchas anécdotas de su vida, instalada en la precisión, la concisión y la contundencia de su lenguaje: permítanme contarles una de lo más indicativa.

Corría el año 1972 y asistía el Caudillo, gran aficionado cinegético, a una cacería, con descanso y reunión final en el cordobés Parador de la Arruzafa. Ya muy tocado por la edad y la enfermedad se retiró a hora temprana al Parador, y todos los demás con él. Y la conversación comenzó a girar sobre el valor en diferentes situaciones extremas, expresándose casi todos los presentes en forma grandilocuente. El Almirante Nieto Antúnez empezó a preocuparse sobre que, acerca de semejante tema-precisamente el valor- el Caudillo permaneciera silencioso. Y se decidió a darle entrada.

Surgió entonces la vocecilla inolvidable diciendo: «Si, voy a relatarles un sucedido heroico. Mandando yo la I Bandera de la Legión en la retirada de Xauen ordené a uno de mis oficiales, el Alférez San José, que defendiera su blocao hasta el final de la operación y que se le retiraría en último lugar. Vicisitudes propias del combate, perdido el contacto físico con él y su unidad, hicieron imposible ayudarle a retirarse, y  así se lo hice saber por vía heliográfica; algo así como una condena a morir cumpliendo con su deber. ¿Y saben ustedes lo que me contestó (mientras reinaba gran expectación entre la audiencia, que esperaba una formulación heroico/grandilocuente) …..MUERO CAGÁNDOME EN ESPAÑA QUE PARA HIJOS QUE NO SON CAPACES DE VENIR A SALVARNOS». Y añadió Franco «eso es heroísmo, combatir hasta el final y morir cumpliendo con el deber, PERO NO CONTENTO NI LANZANDO VIVAS A ESTO O LO OTRO». Y terminó: «Al día propuse a este oficial para la Cruz Laureada de San Fernando porque eso es valor».

O aquella otra anécdota según la cual tuvo en una ocasión que llamar a su despacho José María Pemán, a la sazón Secretario del Consejo Privado de Don Juan de Borbón en Estoril, donde no se paraba de «miniconspirar» para conseguir la vuelta al trono del Conde de Barcelona. Cuando se encontraron, Franco estrechó la mano de quien, a pesar de su «donjuanismo», era su amigo y le dijo «PEMAN, HAGA COMO YO, NO SE META EN POLÍTICA». ¿Cabe más fina, concisa y cínica?

Que Dios le bendiga, lo que seguro ha hecho, a quien supo capitanear España de forma ejemplar y eficaz, diga lo que diga la canallería de sus enemigos vencidos.

 

29 noviembre, 2016

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