El 10 de diciembre de 1948 nació la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y hoy, casi 70 años después, el mundo ha cambiado demasiado. No es una fecha que pase desapercibida, porque, coincide con la entrega de uno de los premios más importantes a nivel internacional, el Premio Nobel. Así, si por algo destaca este día, es por los esfuerzos humanos por mejorar el mundo; sin embargo, se han visto truncados por un atentado.

Se han producido multitud de actos internacionales en favor de luchar por los Derechos Humanos, porque son de todos, y porque existen muchos motivos por los que hacerlo: refugiados, víctimas de terrorismo, pobreza, exclusión, machismo, xenofobia… todos son derechos, y todos merecen protección, defensa, y apoyo. De hecho, hay que intentar progresar en esta labor; las guerras y la crisis no pueden ser excusas.

Quizás por esto, de entre los Nobel que se entregan en la misma fecha, haya uno totalmente vinculado con esta causa, el de la Paz, y que personas de la talla de Barak Obama, o muchos años atrás Martin Luther King, recibieron. En esta ocasión, el premio ha sido entregado a Juan Manuel Santos, Presidente de Colombia, por sus esfuerzos por lograr la paz en el país con las FARC.

A pesar de esto, como nada se respeta, el día ha terminado gris, con un atentado, que ataca el derecho fundamental, la vida. Esta vez ha sido en Turquía, y quizás pase desapercibido por ser allí, pero ha sido en un entorno futbolístico lo que podría haber significado cientos de víctimas. Sea como sea, es totalmente denigrante que, en un día fundamental para la humanidad, haya inhumanos capaces de actuar así.

En conclusión, mientras gobiernos, y demás organismos intentaban animar a la población a defender sus derechos, y se entregaba un premio a quien más lo ha intentado por su país; en el otro punto del planeta se ha producido un atentado por el que todavía hay que agradecer que no haya sido más grave.

@carolramirezdc