Madrid, Opinión

El laberinto sirio, año 2017

 

El asedio y asalto lentísimo de Alepo, la otrora capital económica de la martirizada Siria y ahora, durante tanto tiempo, nación casi inexpugnable de las fuerzas insurgentes, las de la Primavera árabe, al Régimen de Bachar Al Asad (desgraciadamente para su propósito inicial «primaveral democrático» estos insurgentes se han mezclado con los indeseables barbaros del Estado Islámico y los restos de Al Qaeda de Bin Laden) está poniendo de manifiesto no solo la tremenda dificultad del combate en poblaciones entre ejércitos regulares, sino, más modestamente, el añadido cruel de la utilización de la población civil, cercana o afecta al enemigo como los denominados «escudos humanos».

Así, una ciudad de grandes dimensiones -como es Alepo en sus casi dos millones de habitantes – debidamente fortificada, defendida con tenacidad y enfrentando al enemigo esa bestial y cruel utilización de «escudos humanos», se convierte en casi, por no decir completamente, inexpugnable si no se emplean para su conquista y ocupación medios aún más duros que el de los «escudos humanos». Como son los bombardeos masivos y necesariamente indiscriminados de las zonas que tal horror practican. Con lo que se termina por no saber que es peor y se cae en la confusión que solo ha hecho aumentar la reunión de algunos países árabes y occidentales, convocados por el Secretario de Estado USA, Kerry.

En este laberinto sirio no hay modo de entender por qué EEUU no colabora con Rusia y el Régimen de Al Asad, por muy dictatorial que sea o se le considere, lo único ordenado que hay en la contienda, para  acabar de una vez con la mezcla indeseable de insurgentes y terroristas que, oponiéndose a Damasco, está prolongando esta matanza horrible.

Es infantil el propósito de USA/Obama/Kerry de que los atacantes rusos y sirios, para recuperar Alepo, hayan de distinguir en el fragor de la batalla entre los núcleos enemigos pertenecientes teóricamente a la insurgencia «antidictatorial» y los pertenecientes al fánatico Estado  islámico los restos de Al Qaeda.

De este modo, para evitar la prolongación de conflicto y matanza la única solución es la rapidez en la aniquilación de tan mezclado enemigo, que ya habrá tiempo después del fin de exigir a Al Asad la democratización necesaria. Consiguiendo que la crueldad de los «escudos humanos» y la dureza enorme del combate en ciudades se reduzca al mínimo y todo acabe cuanto antes, tanto el espanto de la defensa inhumana como el del ataque fulminante.

Y solo el acuerdo EEUU/Rusia, bajo resolución de la ONU puede conseguir esa velocidad y acabar  con lo que debiera llamarse «rebelión mezclada», mucho peor que el Régimen de Asad. Que cuando todo termine ya habrá tiempo de distinguir y tratar de un modo u otro, quienes sean «nobles insurgentes primaverales democráticos» y quienes se han aprovechado de ellos para intentar imponer su fanatismo terrorista anti-todo.

Y mientras dure la lucha, no dejemos de reseñar lo ridículo que resulta, para tranquilidad de tontos, el anuncio continuo de que se van a propiciar y habilitar corredores humanitarios para evacuar heridos, enfermos y en general ciudadanos indefensos, como si eso se fuera a respetar. Inútil empeño pues es casi imposible que los acepten dos bandos, uno de los cuales está dispuesto a llegar a los últimos límites de crueldad. Ya puedes habilitar pasillos humanitarios y respetarlos tú, que si el otro bando los aprovecha para abastecerse, expulsar indeseables y matar a las personas que los utilicen (Cruz Roja, ONGs, etc), que NO HAY NADA QUE HACER.

Señores USA, el mal menor es Asad y Rusia; luego ya veremos, cuando cese el fuego y la matanza.

 

14 diciembre, 2016

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *