Opinión

¿Qué línea separa el humor del delito? Revisitando a Carrero Blanco

En las redes sociales, de las que cada día se hace uso mas siniestro, una tal Casandra se ha permitido hacer humor negro contra el Almirante Carrero Blanco. Y el escándalo no se ha armado por la infamia injuriosa sino porque un juez decente ha decidido proceder  contra esta individua, autora del  libelo pretendidamente humorista; ese tipo de acciones casi siempre impunes bajo el «paraguas democrático» de que todo el mundo haga y diga lo  que le venga en gana.

Está claro que yo solo poco puedo hacer frente a esta moda infamante, pero si puedo, y debo salir en defensa del honor de uno de los personajes más importantes de nuestro tiempo y quizá el hombre más trabajador y honrado que he conocido en mi vida, se pensase y sintiese políticamente como él o no.

Tanto es mi respeto que en cuantas intervenciones públicas  y mediáticas he tenido ocasión de hablar de la famosa transición y naturalmente me he tenido que referir a la figura del Almirante, he dicho siempre que yo, huérfano de guerra desde los dos años en los que mi padre fue asesinado por los rojos, si hubiera tenido que elegir a Carrero como político no sé si lo hubiera hecho, pero que, desde luego, sí lo hubiera elegido como padre.

Tamaño ejemplo de virtudes humanas y honradez me pareció siempre en el ejercicio de su vida, en todos los órdenes, públicos y privados. Prudente, sereno y silencioso hasta el punto de superar en tales aspectos al propio Franco, al que sirvió con lealtad de verdad hasta su muerte, siendo el cerebro del  Caudillo en todas las facetas de este.

Todo ello le llevo a protagonizar el gran sacrificio de compatibilizar esa lealtad a Franco con la superior lealtad a España, dirigiendo y tolerando  la preparación de la transición al posfranquismo monárquico/democrático, que para nada le gustaba, pero que tuvo la grandeza de comprender a regañadientes.

En 1972 el General USA Vernon Walters, a la sazón Subdirector de la CIA y embajador volante del Presidente Nixon ,tuvo un encuentro con Franco que se desarrolló, resumiendo, en los siguientes términos: «Mi General, el Presidente Nixon desea conocer su opinión geopolítica sobre el Mediterráneo». A lo que Franco respondió sardónico: «vamos, que su Presidente quiere saber qué va a suceder en este territorio tan importante que es España a mi muerte».

Y le soltó el rollo de que «todo estaba atado y bien atado». Walters le respondió que no se creía así en la cúpula USA y que era preciso prepararlo mejor y más detalladamente para que fuese posible la normalización democrática del Régimen de forma pacífica, preguntando  a quien/quienes debía recurrir para abordar semejante tarea. Franco le indicó que se pusiera en contacto con el entonces Vicepresidente del Gobierno, Carrero Blanco.

Dicho y hecho, el Almirante aceptó el «embolao» sin que le gustase nada y lo endosó al pequeño grupo de Oficiales que formaban el sector abierto/político del Servicio Central de Documentación de la Presidencia del Gobierno.

Tan poco le gustaba al Almirante lo que iba a ser la tumba del Franquismo que voy a terminar mi homenaje a su leal tolerancia relatando una anécdota que compartí personalmente. En una ocasión y en el transcurso del trabajo «transitorial» subimos a su despacho el Capitán Peñas Varela y yo, entonces también Capitán. Ante las reticencias del Almirante, Peñas, más antiguo que yo, le espetó valientemente: «desengáñese, señor, en el mundo no existe más democracia reconocida que la liberal  y de partidos y no podemos ir a ninguna parte con la democracia orgánica del Régimen».

Enrojeció de ira el Almirante, y tomando de encima de su mesa el libro de los Principios y Leyes Fundamentales del Movimiento, exclamó: «eso no es lo que pone aquí». Y nos tiró el libro a la cabeza, dándonos el tiempo justo para precipitarnos fuera del despacho y que no nos diera.

Ese fue el gigante que hizo posible la democracia liberal en España, que odiaba. El día que fue asesinado me honre cogiendo de su despacho aquel libro que nos había arrojado a la cabeza tiempo antes y lo conservo, como homenaje a él, como uno de mis más preciados recuerdos.

23 enero, 2017

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