Madrid, Opinión

Tres deseos para Medinaceli

La afluencia a Medinaceli, el Cristo, me refiero, ha sido este año superior a la de los anteriores. Malo. Cuando el pueblo se vuelve tanto hacia la Providencia, malo. Se besa mucho el pie a Medinaceli cuando ya no sirve de nada besarle la mano a un político.

Me gusta visitar al Cristo. En la cola de Medinaceli se oyen muchas cosas, (una es socióloga de colas), y este año he oído mucho eso de “pedir tres deseos”. Es la última barbaridad gramatical que se ha puesto de moda. Se lo dicen incluso a los niños para joderles bien el castellano desde su más tierna infancia: “Anda, pide un deseo”. Pero los deseos se tienen, no se piden. Lo que se pide es el objeto del deseo.

Qué manera más salvaje de escoñar nuestra maravillosa lengua aquí, mientras que con Barcelona nos ponemos muy tarascas porque nos la quieren quitar. No nos pueden quitar el castellano por la sencilla razón de que no lo conocemos. Claro que como Cristo hablaba en arameo, las sandeces que le puedan decir aquí los parroquianos le tienen si cuidado, le traen al pairo, no las entiende. Cristo tenía una sintaxis hasta poética, lo único que se pasaba de simbólico, como Franz Kafka, otro judío, a lo mejor es cosa de los judíos, fuera con ellos, que Steven Spielberg le sacó una millonada a La lista de Schindler.

Las pelis de nazis son ya un género, como las del Oeste. Nos hemos pasado la vida matando indios y judíos, pero luego vamos al judío de Medinaceli a pedirle tres deseos. A lo que iba, que cuando ves tanto gentío en Medianceli es que esto no termina de ir bien, que la gente gana mal, que no llega a fin de mes, que les cuesta trabajo llenar el puchero, que los corruptos se van de rositas y que la justicia, como dijera el ex alcalde de Jérez de la Frontera, Pedro Pacheco, es un cachondeo.

En las fotos de Medinaceli tenemos la España eterna de Valdés Leal y la genialidad de Francisco de Goya, la España que el PSOE no supo, no pudo, o no quiso cambiar, la España que con Mariano Rajoy ha vuelto a la permuta, al estraperlo, al trilar y a la posguerra sin guerra previa. Quizá Mariano Rajoy debería organizar su propio besapiés en la Moncloa.

@marisaarcas

5 marzo, 2017

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