Madrid, Opinión

¿Es posible en España un nacionalismo pragmático y pactista?

Pragmatismo es eso que ya va siendo hora empiecen a practicar los enloquecidos separatistas catalanes. El político eurocomunista Gramsci escribió en una ocasión: «mi pragmatismo consiste en saber que si golpeas tu cabeza contra la pared, es tu cabeza la que se rompe, no la pared».

Algo que han comprendido mis paisanos vascos mucho mejor que los catalanes. Ibarretxe, después de su pulso separatista al Estado y su consecuente fracaso en las Cámaras nacionales, se quedó sin la Lehendakaritza y sin el liderazgo nacionalista moderado vasco porque ya nadie le quiso como tal. Perdió la transversalidad, de modo que el péndulo del PNV osciló porque el nacionalismo vasco, el más antiguo y con mayor derecho histórico, tiene dos almas paralelas como Dios manda, una radical sentimental y otra pragmática y unionista con España.

La sensatez vasca ha puesto en valor el viraje liderado por Urkullu, porque le ha permitido tener las mayores y efectivas cotas de poder de la historia, pues manda en el Gobierno de Vitoria, en las Diputaciones Forales, las grandes alcaldías y le cortejan en Madrid todos los colores. Es un nacionalismo abierto, pactista e inclusivo en el conjunto español, propiciando la complicidad económica y la estabilidad social en paz, consciente de que hoy es imposible crear un nuevo Estado independiente, entre otras cosas porque la soberanía plena ya no existe, ni para Euskadi, ni para Catalunya, ni para España, ni para Alemania, ni para nadie.

Después de que Artur Mas acompañara en una conferencia a Ibarretxe en San Sebastian toda la catalanidad debería reflexionar. El País Vasco tiene una situación fiscal envidiable, aunque también es cierto que han sabido gestionar cada Euro con criterio y sin atisbo alguno de corrupción, al contrario delo ocurrido en la podrida CDC catalana. Con la exaltación y el nerviosismo reinantes no son buenos momentos en Catalunya para el pragmatismo, pero sería bueno recordar al respecto una frase de Franz Kafka: «en tu lucha contra el resto del mundo te aconsejo que te pongas del lado del resto del mundo». Poco épico y emotivo, pero practico y sensato, que es lo que se viene echando de menos en la imposible Catalunya independentista.

Renuncien de una vez a la estupidez separatista, sigan en el conjunto español unido y todo les ira tan bien como a Euskadi.

 

5 marzo, 2017

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