No es difícil (¡al contrario!) que quienes se animan a ‘probar’ con Láserpuntura como método para dejar atrás el tabaquismo lo hagan con la esperanza y el optimismo justos. ¿Por qué? Han intentado diversos métodos, en distintas etapas de su vida, en diferentes temporadas del año… ¡y nada!

Ésa es probablemente una de las mayores satisfacciones personales para un profesional que ayuda a bastante más que a mejorar la salud: certificar cómo en apenas tres sesiones, en apenas 90 minutos, en apenas una semana, ‘se quitan las ganas’, por emplear una expresión coloquial muy en boca de los clientes.

La tarea que nos proponemos desde ‘Láserpuntura’ va mucho más allá de evitar los trastornos que pueden afectar al aparato respiratorio o cardiovascular y que van asociados indefectiblemente al consumo de cigarrillos.

En efecto, es muy habitual entre quienes se acercan a nuestras clínicas que la adicción les provoque desórdenes, por ejemplo, en el sueño; o que les haga sentir una impresión de envejecimiento que no saben muy bien cómo explicar; o que les produzca un estrés continuo. Aún más: con frecuencia la comida (el desorden en la dieta) aparece como vía de escape las situaciones de estrés combinadas con el consumo de tabaco.

Es por eso que nuestro reto y nuestra fórmula (tratamiento exprés y eficacia probada) tienen una recompensa visible en los pacientes que va, de largo, más allá de lo que ellos mismos imaginan. Más salud física, más salud psicológica, más autocontrol… y (en proporciones y dimensiones sobre las que tampoco conviene exagerar) consecuencia sobre nuestra propia imagen de las que hablaremos…