Se bajó del coche con tanto ímpetu que casi se pasa de largo el grupo que le esperaba a 20 metros de la entrada del Edificio España y en el que estaba la alcaldesa de la capital, Manuela Carmena. Vestido con una americana de tweed, pantalones remangados, botas altas, en plan mod, y una pashmina en la mano, Trinitario Casanova, el empresario de moda, saludó a la prensa y repartió sonrisas antes de la puesta de largo del nuevo Edificio España, al que quiere sacar los brillos de lo que fue otrora: «Queremos convertirlo en lo que fue en los años 60, como darle el reloj hacia atrás».

Desde que este periódico desvelara que el grupo que preside Baraka iba a comprar el edificio por 273 millones de euros al grupo Wanda, Casanova se encuentra con gente en la calle que le muestra su ilusión por recuperar el edificio. «Queremos que todo el mundo lo disfrute», dijo este martes en la presentación oficial del proyecto, que contempla reformar el interior del edificio -la fachada no se tocará-, que albergará 700 habitaciones de hotel, gestionadas por la cadena Riu, y 15.000 metros cuadrados de zona comercial, por cuya gestión ya se han interesado tanto la prestigiosa Galerías Lafayette como El Corte Inglés.

Casanova aseguró que «ha sido un largo camino» hasta que han conseguido sacar adelante el proyecto después de que «empezara con mal pie» y tras haber superado «los riesgos que conllevaba». El empresario puso en valor «el esfuerzo de todos los técnicos del Ayuntamiento, del grupo Baraka y de los arquitectos, que han estado esforzándose todo este tiempo en las reuniones con los ecologistas».