El Tribunal Supremo ha dictado sentencia contra un guardia civil, con seis meses y un día de suspensión de empleo y sueldo, por haber difundido fotografías de una detenida en un grupo de Whatsapp. La mujer, que se encontraba en estado de embriaguez, no se percató de la realización de las fotografías ni dio su consentimiento para hacerlas.

Los hechos ocurrieron en 2013, en la estación de servicio de la autovía A-7 a la altura del kilómetro 200. Allí, la mujer, en estado de embriaguez, discutía con el camarero para que le suministrase alcohol, pero el empleado se negaba. El guardia la invitó a abandonar el local, tras lo cual, ella cogió su coche y condujo 6 kilómetros hasta que los agentes la interceptaron y trasladaron a otra gasolinera.

Mientras la ofendida lloraba sentada en un banco, el cabo primero condenado le hizo unas fotografías sin su consentimiento, logrando que ella se enfadara e intentase huir. Debido al intento de fuga, los agentes la metieron en una patrulla de traslado de detenidos, donde fue nuevamente fotografiada.

La mujer fue detenida por un delito contra la seguridad vial al dar positivo en el control de alcoholemia. El guardia, destinado en el Puesto Principal de Mijas (Málaga), envió las fotografías a un grupo de Whatsapp formado por compañeros de la misma unidad.

La sentencia considera este hecho como una falta muy grave, consistente en el trato inhumano, degradante o vejatorio a las personas que se encuentren bajo su custodia o con las que se relacionen por razón del servicio.

Según la Sala, el hecho «constituye una vejación para su dignidad moral, pues nadie tiene derecho, y mucho menos un Guardia Civil aprovechando el ejercicio de sus funciones, a humillar a una persona y ponerla en ridículo delante de terceros que nada tienen que ver con los hechos».

@anaguerrerot