Opinión

Los vientos de cizaña de Sánchez y los de convivencia que necesita España

No cabe duda de que vivimos en la época del exceso antitradicional y antihistórico, sobre todo en España, donde ya no se respeta nada. Aquí se están confundiendo dolosamente y para justificar tanto «anti todo» los valores esenciales de la historia y sociedad españolas -Dios y Religión católica, Patria y Bandera, junto a unidad y solidaridad indivisibles entre españoles- con los valores antidemocráticos franquistas.

Así estamos llegando a límites insoportables de excesos, abusos, ofensas e insultos, todo con substrato de odio, contra Dios y la Religión católica, contra España y su Bandera y contra los españoles no separatistas o víctimas del separatismo, verbalmente y a diario.

En estas extremas condiciones se acerca el Congreso del Partido Socialista con la amenazante candidatura de Pedro Sánchez, el «rey del no es no», concreción de la negativa total y ensoberbecida a ningún tipo de colaboración o abstención con el PP para la gobernabilidad del País y la afirmación / confirmación del odio total contra cuanto debería significar el PP. Que no lo significa en absoluto, estancado como se encuentra voluntariamente en su ambigüedad liberaloide/socialdemocrateja. Sin defender para nada los valores que definen a la derecha sociológica y política y que dicen representar. Y los sondeos respecto a la Secretaria General del PSOE no son nada tranquilizadores, sino que, al contrario, parecen favorecer al  apóstol del «no es no» a todo.

Vamos, como si estuviéramos en el cuatrimestre febrero/Junio de 1936, durante el cual la cobardía de la CEDA derechista de entonces no fue en absoluto capaz de detener la marea revolucionaria, con disfraz de República democrática, anarco/marxista, como hoy anti Dios y anticatólica, anti Patria e importándole un bledo una España unida o rota.

Sinceramemnte pienso y/o siento el exceso anti Dios y anti Religión católica; anti Patria y su sagrada Enseña y anti unidad de España por encima de todo, el odio sistemático  a la gobernabilidad mínima que significa el irracional “no es no sanchista”.

Por todo ello parece que la única esperanza de un mínimo de coexistencia/convivencia sin llegar a la violencia  entre los dos hasta ahora grandes Partidos de la democracia PSOE y PP- (el primero de ellos en trance de recuperación tras la crisis de otoño pasado o de desastre escisionista definitivo) se llama Susana Díaz, frente a la fobia por sistema de Sánchez y su ambiguo colaborador/acólito Patxi López.

Ya no se trata, como se dice en tiempos y términos políticos normales, del «voto útil»; se trata del «voto de supervivencia en paz».

 

 Manuel Monzón

14 marzo, 2017

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