Opinión

¡Broma siniestra! Unas palabras sobre el “desarme etarra”

Un guardia civil lleva a una niña tras el atentado contra la casa cuartel de Vic en 1991.

Nos sorprende el comienzo del puente de San José con el anuncio periodístico del inmediato anuncio de ETA de su autodesarme unilateral y a su manera. Llevamos años y años, cinco desde el cese de toda violencia por parte de ETA, intentando convencernos de que la organización terrorista vasca es dueña de su destino, y, consecuentemente de su autodesarme. Y esto es una falacia gigantesca, que, sin embargo, nuestra máxima autoridad eclesiástica católica y nuestro Gobierno  juegan a que así lo aceptan o aceptarían.

Lo que ETA puede y debe hacer no es disolverse y desarmarse a su voluntad y por el procedimiento que quiera, entregando las armas  que quiera  a través de alguna organización o testaferro amiguete, a través de instancias o medios de comunicación internacionales, y borrón y cuenta nueva, como si por tales acciones se le concediera a todos sus miembros una amnistía que no merecen en absoluto.

Monseñor Blázquez, Presidente de la Conferencia Episcopal española y «sospechosillo» ex Obispo de Bilbao sin ser vasco, ha afirmado que «lo que ETA debe hacer es desarmarse y disolverse, sobre todo si piensan dedicarse a la política. ¡Qué barbaridad, Monseñor! Todo analizado como si de lo que se está hablando es de un derecho a voluntad de la banda terrorista, entregando las armas que quiera -desde luego nunca entregaran los que tengan huellas de los que quedan sueltos- a quien/quienes quieran y ahí se acabo todo.

De ninguna manera es esto así. Lo que se le debe exigir a esta cuadrilla terrorista, que ha cesado en su violencia porque ya no tenía el menor eco ni apoyo en al País Vasco, donde reina a placer la organización política derivada de ella, por el más mínimo respeto a los 829 muertos asesinados, junto a centenares de heridos y mutilados, durante 43 años de horror por toda a España, y por los más de 300 asesinatos sin aclarar, NO QUE SE DISUELVAN Y  DESAPAREZCAN COMO SI DE UNA AMNISTÍA SE TRATARA, SINO QUE SE RINDAN AL ESTADO AL QUE TANTO DAÑO HAN HECHO, QUE SE ENTREGUEN TODOS SUS MIEMBROS PARA RENDIR CUENTAS A LA JUSTICIA, QUE PIDAN PERDÓN Y MUESTREN ARREPENTIMIENTO Y ENTREGUEN LAS ARMAS A LAS FUERZAS DE seguridad ESPAÑOLAS.

Todo lo demás es una pura filfa y un tratamiento a esta gentuza como si se tratara de un enemigo en una guerra decente, que es lo que ellos han pretendido siempre y nuestras débiles autoridades eclesiásticas y políticas nos quieren hacer tragar.

Manuel Monzón

19 marzo, 2017

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