No es ya ninguna rareza -al contrario- que personas incapaces de controlar su adicción al tabaco (no digamos ya de erradicarla) opten por la vía del tratamiento del láser para vencer definitivamente al cigarrillo. Pero cada día son más quienes se acercan a nuestras clínicas para buscar el método original de Láserpuntura para gestionar sus problemas de ansiedad. Y de vencerlos.
Es una obviedad que en nuestra sociedad el estrés es una nota dominante asociada a ciertos ritmos y formas de vida, en lo personal y en lo profesional. Y ese estrés con frecuencia se combina con cuadros de ansiedad que se llega a convertir en patológica. Algo nada fácil de dominar cuando esa ansiedad provoca malestar significativo y continuo, cuando produce tensión muscular o cefaleas, cuando llega a provocar disfunciones respiratorias o incluso en el aparato digestivo.
Esto en el plano físico, porque en el conductual observamos en nuestros pacientes esa sensación de agobio, la preocupación, la inseguridad, la dificultad de concentración, la inquietud… La buena noticia es que nuestro tratamiento está consiguiendo, en pocas sesiones, unos resultados francamente positivos en la reducción y eliminación de las situaciones de ansiedad.
Y hay algo importante sobre lo que me parece muy pertinente llamar la atención. Nos encontramos ante una patología que asoma y que gradualmente crece; que se puede prevenir, sin duda; pero, sobre todo, sobre la que se puede trabajar para evitar que genere estragos continuos y graves sobre nuestra salud.
Es precisamente en la entrevista inicial con nuestros pacientes donde y cuando detectamos, y evaluamos acto seguido, la gravedad de los síntomas. Ahí -con ese trabajo de verbalización- empezamos a funcionar. En menos de dos semanas concluimos un trabajo que cada día, como profesionales de la salud, nos aporta más y más satisfacciones: lo sentimos en la actitud y en el feedback de nuestros clientes.
Sagrario García Navajas
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