Opinión

ESPAÑOL O NADA: una reflexión sobre el Gibraltar robado

 

Imagen: El Confidencial

Aunque siempre parece que nuestro Gobierno y su diplomacia no se acuerdan para nada del Peñón «robado» por  Inglaterra en 1704, ahora  todo indica que se han movido y conseguido de la «cabreada» Unión Europea, a causa del «brexit» famoso, que se haga saber al Reino Unido de la Gran Bretaña que una vez que este abandone la Unión para nada puede continuar en ella ese ente ambiguo llamado Gibrtaltar. Ambigüedad que solo es posible, nunca admisible, estando Gran Bretaña en la UE, pues así lo toleraban tanto la Unión como España y la desvergüenza de «paraíso fiscal» que todos amparaban.

 

Ahora, afortunadamente, teniendo que ponerse de acuerdo Londres con Madrid para decidir el futuro del peñón, solo quedan cuatro opciones para el pícaro Picardo y sus «negocietes». La primera de ellas es, simplemente, la devolución de la colonia a España con todas sus consecuencias de integración total en nuestro País, lo que seguramente la «pérfida Albión» no hará jamás. Todo para ella menos acabar con  la humillación a que nos viene sometiendo desde hace mas de tres siglos.

 

La segunda opción, ya de componenda por parte de la siempre sumisa España, es la soberanía compartida durante un periodo largo, cien años quizá, antes del retorno definitivo a España. Ello permitiría que el Peñón siguiera dentro de la UE, que tuviera, como ahora, un «gobiernete», el de Picardo, con amplia autonomía y que sus ciudadanos pudieran obtener la doble nacionalidad. Esta fórmula significaría que los dos Países, España e Inglaterra, compartirían las competencias en Defensa, relaciones exteriores, control de las fronteras exteriores, inmigración y asilo.

 

La tercera opción es que Gibraltar, desoyendo todas las reiteradas y ya antiguas disposiciones de la ONU y su Comité de Descolonización, siga siendo una colonia británica y que se quede fuera de la Unión una vez que El Reino Unido salga del Club europeo en 2019. Eso supondría que se vería obstaculizado el movimiento de personas y servicios, o, lo que es lo mismo, que resultara ya inviable el «paraíso fiscal» en perjuicio de lo más desvergonzado de las tres partes: España, Inglaterra y Gibraltar.

 

 Y por último queda la utopía soñada por el Pícaro Picardo de la independencia de hecho  que es lo que vienen buscando desde largo las llamadas autoridades de Gibraltar, legalmente inexistentes, lo que les permitiría permanecer en la UE como un País soberano y sobre todo conservar su especial situación fiscal, de la que todos son culpables como antes se dijo. De esta forma se vería libre de la tutoría de España y Gran Bretaña y tendría las manos libres para la conservación de las sociedades «offshore» y que al tiempo la UE le garantizara la libre circulación de personas. Es una opción imposible porque España debe oponerse de plano a ello, aunque beneficiara a más de un sinvergüenza antipatriota hispano.

 

O sea, que la única opción decente, sin  pensar en cochinadas fiscales, es la primera; que Gibraltar deje de ser la porquería de paraíso fiscal que es y se integre como un territorio normal en España, cesando esa situación vergonzosa y humillante de que Gibraltar sea la última colonia de un País europeo sobre otro.

Manuel Monzón

3 abril, 2017

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