Opinión

¿Actos vandálicos espontáneos? No me lo creo

Nazarenos de La Esperanza de Triana ante el descontrol tras sufrir una estampida durante su recorrido. (EFE)

Por supuesto me refiero a la digamos «preversion» del Delegado del Gobierno en Andalucía sobre lo sucedido en Sevilla la noche del jueves al viernes Santo. Por supuesto los españoles de a pie deberemos atenernos a lo que esta Autoridad andaluza, junto a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, nos digan que ocurrió, pero los múltiples testimonios aportados por quienes sufrieron los hechos -magnifica y rápidamente obtenidos por el programa de Carlos Herrera en la COPE – parecen desmentir tan elemental autoría, como se pretende restringida a «actos vandálicos puntuales».

¿Como es posible que delincuentes de poca monta, gamberros o simplemente vándalos «arreligiosos» aterroricen a las multitudes aglomeradas en tres lugares distintos, como son los correspondientes a a tres de los Pasos procesionales mas importantes  y famosos  de la «Madruga» sevillana – el Jesús del Gran Poder, la Macarena y la Esperanza de Triana – a la misma hora exacta y de modo análogo en el «avalanchismo» empleado por los agresores, exactamente a las cuatro y cinco de la madrugada? ¿Es creíble que eso se haya producido por «actos vandálicos puntuales» realizados de forma espontánea, en estos tiempos de terrorismo espectacular?

Lo primero que debo hacer es felicitar al personal protagonista de los Pasos y a las Fuerzas de Seguridad por la rapidez de su reacción solicitando la calma de la multitud afectada, incluso haciendo sonar las bandas de música de acompañamiento con lo que eso de tranquilizador tiene. Pero eso no quiere decir que me crea lo de los «actos vandálicos espontáneos». Mas bien parece la  realización de un «preacto» terrorista, perfectamente preparado y coordinado en tiempo y ejecución que, por lo que sea, no se ha querido llevar a sus ultimas consecuencias de asesinato en masa y sus autores han decidido dejarlo en un «daos cuenta de lo que hemos podido hacer».

Hace mucho tiempo, dada la trascendental importancia nostálgica que todo el Islam, tanto el moderado como el radical islamista, otorga a Al Andalus, o lo que es lo mismo, la totalidad de la Península Ibérica, con énfasis principal sobre su parte andaluza que me temo sea a nosotros y nuestro territorio al que el brutal Yihadismo este reservando el «atentado estrella» de su global  actuación. Y quizá lo de Sevilla no haya sido más que un «ensayo con todo», con unos lugares y días perfectamente elegidos.

Y, como siempre, lamentar  la debilidad de la respuesta de la Justicia puesta de manifiesto con el castigo impuesto al musulmán que participó en una de las avalanchas al grito de «Alá es grande». Una multa de 400 Euros ha sido todo. Un Alá que, por cierto es grandioso, no solo grande, porque es el Dios único, el propio Gran Poder agredido.

En fin, para mi, otra novedad terrorista, como fueron los aviones estrellados del 11S en Nueva York o los ya varios camiones lanzados sobre multitudes en diversos rincones de Europa, con explosivos o sin ellos. Y digo esto porque con solo lo ocurrido, y si la calma y espléndida reacción no hubieran tenido lugar, gracias precisamente a la intervención del Gran Poder y las dos Esperanzas, y sí la generalización del pánico, quizá estuviéramos contando los muertos por docenas, en vez de lamentar tan solo el centenar de heridos y lesionados, aparte de aterrorizados.

Y tampoco dejemos de reseñar el enorme estrépito del que todos los testigos hablan y que identifican como ruido de motores. En resumen, atentado o pre-atentado afortunadamente fallido, pero para nada «mero acto vandálico espontáneo y gamberro antirreligioso».

Manuel Monzon

19 abril, 2017

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