Opinión

Zapatero, la entelequia diplomática de Maduro

Imagen: ABC

José Luis Rodríguez Zapatero parece que se ha propuesto escribir un serial, más que serie, sobre lo de Venezuela, afirmando que “Nicolás Maduro ganó democráticamente unas elecciones”. Con esta oratoria va ganando tiempo, ayudando a su amigo y distribuyendo la confusión intelectual en vano, porque lo de Venezuela está tan claro que no cabe echarle mucha retórica.

José Luis Rodríguez Zapatero plantea “incertidumbre y perspectivas”, cuando lo que hay en Venezuela no es incertidumbre, sino hambre, y una sola perspectiva, que es la muerte. Pero Zapatero, caudillo de la Alianza de Civilizaciones, ejerce de ensayista, y de los más grandes, y no renuncia a hacer ensayismo, estilo, juego de ideas con la realidad más dolosa y dolorosa, que así se le va intacta, como él quiere, refugiándose en la duda metódica y, de paso, confusionando y literaturizando una guerra que es a vida o muerte, por darle treguas literarias al régimen bolivariano.

Zapatero ha confundido deliberadamente la nueva revolución venezolana con un simposio y dice vaguedades, como que la discusión política debe llevarse con generosidad y firmeza. Los amigos de Maduro se vuelven obvios como el Papa, cuando hay que definirse. Ejercen la vaguedad y distribuyen un sosiego papalicio, bendicen al pueblo masacrado desde sus tanques de elocuencia y poética barata.

Maduro ha echado la cuenta y le salen cuatro gatos de nada, de modo que nos tranquiliza; la oposición no representan a nadie. En principio, señor Maduro, representan el cambio en Venezuela, y además son los heraldos negros del hambre, la exclavitud, el miedo, la disentería, la tiranía, la deshidratación, el vivir del puro esqueleto y la injusticia.

Zapatero dice que Venezuela atraviesa “momentos de dificultad” y que “en la América precolombina también se peleaban las tribus entre sí”, y esto le tranquiliza mucho. Ya puesto, podía haberse remontado a los dinosaurios, que siguen de moda. En un segundo o tercer capítulo de su culebrón filosófico sobre Venezuela, Zapatero se dirige a quiénes han tomado partido por la oposición, les puntualiza unas cosas y les reprende, como el Papa Nobel que es de la Alianza de la Civilizaciones. Quiza cuando empezó a dejarse halagar por el Gobierno tiranosaurio, Zapatero no sabía que a uno le llega el momento de definirse, porque la Historia llama a tu puerta con nudillos de sangre. Pero Zapatero, esa entelequia diplomática, está haciendo unos muy brillantes ejercicios de indefinición y termina reduciendo la miseria a semiología.

Marisa Arcas

@marisaarcas

16 mayo, 2017

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