Opinión

La democracia del dinero

Según se ha ido viendo en los últimos tiempos por el largue de Francisco Granados al Juez Velasco, como por los silencios de Manuel Chaves y por los plantes y desplantes de Jordi Puyol, toda la corrupción es sólo una, y todos, desde el hermano de Alfonso Guerra, vienen trabajando por la causa, para la causa, porque estos demócratas no creen en otra democracia que la del dinero. La que se compra y se vende con dinero, o sea.

Claro que el invento no es español, sino de las altas instancias norteamericanas, un suponer, que siempre han trabajado más para el gran capital que para el pueblo. En Europa, quien reparte hoy democracia es la señora Angela Merkel, y aquí vale lo que dijera un político español: ”El Banco de España genera más ideología que el Gobierno”. El Bundesbank no es que genere ideología, sino que él es toda la ideología, un oro pensante, que disfrutamos los demás. No más ideología de la que cabe en un euro fuerte. Todo eso lo hemos aprendido de las modernas democracias y lo hemos repetido aplicadamente, sólo que somos unos manos y se nos nota.

La democracia capitalista se ha convertido en una manera educada de tener al pueblo contento con el caldillo de los cuarteles y ese otro caldillo ideológico de la televisión, que es la nueva forma de participar sin salir de casa, una democracia-ficción que nos tiene al día. Mediante la televisión, el Estado bancario, el Banco-Estado rinde cuentas al gentío y los grandes líderes se evitan el vivir en olor de multitud, con lo fuerte que huele la multitud, y la multitud se permite seguir paseando en casa en calcetines, que los zapatos aprietan en las grandes movidas.

La experiencia del capitalismo democrático se sostiene entendiendo la democracia como una inversión y el voto como un ingreso a fondo perdido. Pero a estas alturas de la película lo que habría que intentar es la democracia del trabajo y no la del dinero y el latrocinio, la democracia del reparto y no la del goteo, que consiste en hacer cuenco con las manos por si gotea alguna calderilla de la gran fiesta del oro que se está celebrando al más alto nivel político.

En España nos faltaba la experiencia de la democracia financiera y el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero la llevó a tope, descoñando el país, desahuciando la casa y socarrando nombres y famas con mucha prontitud y gracia. Luego le sucedió otra democracia capitalista y, en ocasiones, beata. Y en estas andamos.

Marisa Arcas

@marisaarcas

22 mayo, 2017

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