Opinión

¿Artesanos o artistas?

Miguel Angel, Rafael, Rembrandt, Velazquez, Murillo, Goya, Beethoven, Wagner, Fidias, Praxiteles etc etc… tantísimos artistazos de respeto y admiración por todos y para siempre, estarán tranquilos y sonrientes en el Paraíso `por no haber tenido que competir con Dior, Armani, Arguiñano, Arzac y tanto modisto o «chef» de cocina, elevados a la categoría de artistas en un tonto juego semántico y de contenido, irrumpiendo incluso los primeros en el recinto de la enseñanza universitaria y en el de la conservación museística de sus «trapitos», famoseados por la compra y uso de mujeres aristócratas o ricachonas, mientras los cocineros nos «machacan» con su «difícil arte» a través de cada vez mas programación televisiva.

Artista dice la conviccion a través de los tiempos y recoge el Diccionario es aquel/aquella dotado/dotada de la virtud y disponibilidad necesarios para ejercer alguna de las BELLAS ARTES. Bellas artes identificadas sin discusión como la música, la danza, el teatro, la literatura, en poesía y en prosa, la pintura y la escultura, todavía en discusión si se admite al cine como séptimo arte. Lo demás no son bellas artes ni sus ejecutores/ejecutantes artistas, por muy respetables y productivas comercialmente que puedan resultar otras actividades, constreñidas al ámbito de la artesanía, que no del bello arte.

Artesano/a es aquel/aquella que ejerce un oficio o arte meramente mecánico, por bonito y atractivo y útil que resulte su creación, incluso modernamente se distingue con este nombre de artesano al que hace por su cuenta objetos de uso domestico (no hay mayor uso domestico que comer y vestirse), imprimiéndoles un sello personal, a diferencia del objeto  fabril.

Tal claridad definitoria esta siendo ignorada y junto a la indigencia artística de nuestro tiempo aplastado por la tecnología, nos han llevado a convertirnos en prisioneros de una propaganda comercial que pretende transformar en arte lo que solo es artesanía, por muy famosos que puedan hacerse sus ejecutantes/ejecutores, como ya queda dicho, y por ejemplo, modistos y cocineros. Una cosa bien distinta es el genio, don de Dios, con la profesionalidad, por perfecta que sea, siempre adquirible por la vía del trabajo y el aprendizaje.

Por supuesto no quiero decir que todos los que practican las bellas artes por simple afición o trabajo sean genios; ese don divino solo lo reconoce a través de los siglos la convicción multitudinaria de su excepcionalidad. En el terreno de la artesanía no es posible reconocer el genio sino únicamente el merito de conseguir la creación de objetos de uso domestico, más o menos perfectos según la maestría de cada uno de ellos. Deje pues en paz la artesanía al arte con mayúsculas y dejen propagandistas comerciales de intentar confundirnos, tratando al artesano de artista.

Manuel Monzon

22 mayo, 2017

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *