Opinión

 ¡Vive la France!

Desde los ya lejanos tiempos en que Fernando Maráa de Castiella ocupara la cartera de Asuntos Exteriores en el Gobierno de Franco, España viene dándole al mundo una exhibición de indignidad e inutilidad en relación con el que debiera ser siempre contencioso de Gibraltar y no lo es por la debilidad del Estado y sus sucesivos Gobiernos. Fue Castiella el único que se atrevió a cerrar la verja de la Roca, aislar a sus ilegítimos ocupantes ingleses y «Llanitos» traidores españoles allí residentes, dejando claro el carácter  anacrónico colonial del Peñón y que tal colonia ni tiene aguas jurisdiccionales ni tenía terreno para construir un aeropuerto, como el después tolerado, como tantas presencias de navíos de guerra británicos donde no tienen ningún derecho a estar.

Ahora se ha producido una noticia, que como casi todas las patrioticamente importantes ha pasado desapercibida por los medios de comunicación y el público en general. Me refiero al tránsito de un buque de la Armada francesa, concretamente un Cazaminas, por las aguas jurisdiccionales indiscutiblemente españolas de la bahía de Algeciras y a que su Comandante realizó tal travesía enarbolando de forma consecuente y a popa de su navío la bandera de cortesía del país por cuyas aguas navegaba, la española.

Por semejante «atrevimiento» hubo de soportar el cazaminas francés la presencia, presión y acoso de dos Lanchas patrulleras de la Navy británica, en el intento permanente y canalla de demostrar que aquellas son aguas jurisdiccionales de la colonia británica, que nunca han existido como jamás ha existido el derecho a construir un aeropuerto sobre terreno/territorio español.

Por supuesto el magnífico comandante galo, cuyo nombre lamento no conocer para rendirle el homenaje que merece por reconocer con su actitud la españolidad de las aguas algecireñas y la ilegitimidad de la colonia británica, que Londres se empeña en  mantener como símbolo de la permanente humillación del todopoderío anglosajón, sobre la cobarde y sumisa España, que siempre está hablando de acuerdos y diálogos y nunca de recuperar una soberanía que nos pertenece por historia y por decisión del Comité de Descolonización de las Naciones Unidas.

Incluso nuestro Monarca, en su reciente visita al Reino Unido se refirió a la «indiscutible» soberanía de Gibraltar, naturalmente la actual británica, con la que no estamos, cobardemente, dispuestos a enfrentarnos, tuviera las consecuencias que tuviere. Nuestra Armada, cumpliendo órdenes políticas, claro está, no es capaz de impedir el libre transito de los navíos de guerra británicos por nuestras aguas ni nuestro Gobierno es capaz de exigir el cierre o la transferencia a España de ese aeropuerto gibraltareño sobre tierra española . Una completa burla que dura ya tres siglos.

Con lo fácil que operativamente sería introducir en la Roca, de tráfico de personas y turistas tan intenso, una compañía de legionarios escogidos y entrenados «ad hoc», disfrazados de turistas y llevando en el equipaje de mano su armamento personal y uniforme. Una vez dentro, debidamente preparada la operación, se reunirían en el punto previsto y TOMARÍAN GIBRALTAR EN CINCO MINUTOS.

Y que luego, una vez reconquistado el Peñón tras tres siglos de injusticia y humillación, se atreviera el Reino Unido a intentar recuperarlo por la fuerza, siendo tan evidente la ilegitimidad de la presencia británica en la Roca en todos los órdenes, histórico, legal e internacional.

Manuel Monzón

2 agosto, 2017

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