En la vida en general tendemos a fijarnos en el ejemplo de quienes han logrado superar una dificultad, un contratiempo… salir adelante. Y es precisamente desde esa óptica desde la que en ‘Láserpuntura’ otorgamos un papel de primer orden al testimonio de quienes han pasado por nuestras clínicas. No simplemente por complacencia, sino porque pensamos quedan claves -psicológicas, humanas- de por dónde seguir avanzando para consolidar el porcentaje de éxito de nuestro tratamiento, que supera el 90%.

                Ya no nos sorprende que quienes llevan fumando desde los 14, cuando apenas rebasan la barrera de los 30, abandonen la adicción. Tampoco que lo hagan aquellos que de forma directa han visto cómo en sus familias un padre o una madre, con sesenta y pocos, moría de cáncer de pulmón. Y en este sentido, por dramático que parezca y que sea, es una realidad que aquellos que han visto de cerca los estragos del humo en alguien a quien querían especialmente, han reaccionado y reaccionan.

                Otros hacen cálculos sencillos pero demoledores. Tantas cajetillas a la semana, tantas al mes, tantas al año… por número de años… 10.000 cigarrillos, o 20.000, o 30.000. Son cifras verdaderamente aberrantes, mareantes, una losa para quienes se ponen en nuestras manos. Pero también la motivación más poderosa para acabar con las averías que en la salud provoca la nicotina.

Es también frecuente, que por ese hábito tan prolongado en el tiempo, nuestros pacientes acudan casi asustados, porque están en la convicción de que es casi imposible desengancharse, más después de tantos intentos y tantas fórmulas fallidas. Particularmente lo creo como terapeuta y como persona: “hay que saber escuchar”. En nuestro caso, en ‘Láserpuntura’ lo hacemos en el antes y en el después. Con un claro propósito, seguir progresando en los resultados y seguir creando exfumadores que en sus testimonios tienen dos notas predominantes: satisfacción y alivio. ¡No es poco!

Sagrario García

Directora Laserpuntura

www.laserpuntura.es