Opinión

Antecedentes y causas del separatismo catalán en el siglo XXI

 Los antecedentes que llevan a la secuencia de los hechos ocurridos el 1 de octubre de 2017 en Cataluña, bien podrían describirse del siguiente modo:

Unos políticos que, por intereses particulares, utilizan la causa separatista como cortina de humo para esconder lo que, presuntamente, llevan robando durante años. Recuerden, entre otros al “molt honorable”, Jordi Pujol y su propia familia, con varias causas judiciales pendientes por esquilmar a su tan querido y amado pueblo catalán.

2º Para prender la mecha, generando y propaganda odio entre la población, se sirven de instrumentos adoctrinadores como la Educación, competencia que, a su vez, el Estado, transfirió hace años a las Comunidades Autónomas, para dotarlas, paradójicamente, de mayor autonomía.

3º Generado el odio desde las escuelas, los aprovechados políticos separatistas esperan, desde sus acomodados sillones costeados con dinero de todos los españoles, a que una  generación entera, educada en el odio contra todo lo español, alcance la mayoría de edad para que les hagan el trabajo sucio a aquellos políticos manipuladores y corruptos.

4º Una vez que los ciudadanos, educados en el odio contra España, salen a la calle para reclamar un referéndum ilegal, las fuerzas de seguridad del Estado, al igual que los fiscales y los jueces, hacen cumplir la ley y tratan de evitarlo. Es en este momento cuando aprovechan los políticos que crearon esta pantomima en su beneficio propio para volver a acusar al Estado por la “opresión” y “falta de libertad” contra todo aquel que no siga tal adoctrinamiento.

5º A partir de aquí, todo vuelve a empezar: El Estado español, “les oprime, les roba y les maltrata” y, ellos, de nuevo, a seguir viviendo del cuento, a seguir esquilmando a su “amado” pueblo, otros tantos años más…

Lo peor de la secuencia apuntada puede ser el hecho de que, algún día, el pueblo adoctrinado para el fin e interés de sus representantes, ese mismo pueblo, se crea de verdad las falsas promesas de aquéllos y caigan en el abismo, sin retorno, de abandonar un país que no sólo les da cobijo y derechos, sino un próspero porvenir dentro de un estado de bienestar que jamás hubiera podido consolidarse si no hubiera sido por el esfuerzo común de todos los españoles, catalanes, por supuesto, incluido.

Quizá, la esperanza para pensar que en nuestro país nunca pueda suceder un fatal final como este, vendría, además de utilizar todas las armas de nuestro Estado de Derecho, para respetar el cumplimiento de la Ley y la lealtad institucional, por aquella profecía que pronunció el canciller Otto von Bismarck, siendo primer ministro prusiano (1863) con ocasión de recibir a un embajador español en su corte vienesa: España -le dijo al funcionario llegado de Madrid-, es una gran nación… Yo la admiro profundamente, conozco la historia de la creación de su imperio y creo que resulta indestructible…¿Por qué Canciller?, le preguntó el embajador. -Porque ni siquiera ustedes, los españoles, son capaces de destruir su nación…

Ojalá, así sea.

Carlos D. Lacaci

Abogado y Consultor

@Lacaciabogado

2 octubre, 2017

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