Opinión

Inmigración al asalto

EFE

Las cotas murcianas han sido estos últimos días escenario de la más numerosa y sorprendente «inmigración asaltante», que ha supuesto naturalmente la humanitaria movilización de medios humanos y materiales anfibios y aéreos para poner a salvo a estos cientos de desgraciados manipulados por no se quiere saber quién/quiénes. Naturalmente también este tipo de «asalto de desgraciados» produce la lógica dificultad de alojamiento y atención, teniendo que movilizarse espacios policiales o públicos y personal voluntario de Cruz Roja u ONG`s para atenderlos humanitariamente en su llegada. ¿Y luego qué?  ¿a dificultar más aún las posibilidades de trabajo de los nacionales y los ya millones de inmigrantes llegados de todas maneras a España?

Resulta muy cómodo, «cristiano/francisquista» y humanitario, defender la inmigración sin matices y al grito de que todos los humanos somos iguales y debemos ser tratados del mismo modo sin fronteras ni limitación alguna; la idiotez gigantesca del «Welcome refugees» de politicastros demagógicos. ¿Se imaginan ustedes, por recurrir a un ejemplo doméstico, que, de repente, se dieran ustedes cuenta de que varias personas colgaban, desollándose las manos y en peligro de caer al vacío, de las cuerdas de tender en sus domicilios? Por supuesto lo primero que harían, solos o con ayuda; es salvarles del riesgo de muerte y ponerlos salvo. Pero……¿ y luego? Pues recurrirían ustedes a la autoridad para que se hicieran cargo de ellos y los «incrustaran» como fuera en la vida nacional. Bueno, pues éso es lo que se viene haciendo estúpidamente a escala internacional con lo que lamo «inmigración de asalto», aumentando insensata y desordenadamente la población indefensa.

Y mientras tanto, y durante tanto tiempo y centenares de miles de ejemplos, ni un sola noticia de quiénes son los responsables de esas gigantescas organizaciones mafiosas, tuteladas por Dios sabe quién, que conducen en medios de transporte terrestres a tantos  pobres y desgraciados ciudadanos africanos fundamentalmente desde zonas y países del interior hasta las costas mediterráneas, para allí embarcarlos, a cambio de enormes, para ellos, cantidades de dinero, en esas peligrosísimas pateras. Pateras de las que deben de ser rescatadas por elementos anfibios, marítimos y aéreos de los países obligadamente, les guste o no, receptores  o dejarles morir en sus costas, lo que, éso sí, sería denunciado y perseguido por tanto humanitarismo demagógico.

¿Hasta cuándo va a durar esta sandez global que los países receptores llegarán a no poder soportar sin que se persiga y anule a esas organizaciones mafiosas que se dedican masivamente a tan lucrativo negocio?  No debería ser nada complicado detectar y acabar con estas mafias. La gran pegunta es ¿por qué no se hace la ofensiva /defensiva contra el «paterismo»? ¿quién/quiénes están detrás de este gigantesco negocio? ¿No se han preguntado ustedes nunca, cuando nos hablan de los cientos de centroafricanos que  asaltan nuestras barreras terrestres o marítimas en aguas de Ceuta y Melilla periódicamente, cómo diablos llegan hasta allí  desde tan lejanos orígenes, desde los que a los propios interesados/desgraciados no se les ocurriría huir si no se les engañara por esas organizaciones mafiosas/criminales?

Complicadillo y repugnante negocio, alentado por ese humanitarismo demagógico que tiene por lema el reseñado «Welcome refugees». Y ello cuando todo el mundo sabe que lo que deberían hacer todos los países ricos y desarrollados es contribuir al desarrollo de los mas pobres para evitar esta tragedia. 

Manuel Monzon

22 noviembre, 2017

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