Hace unos días, nos decían en campaña que los indecisos serían la clave, pero nadie advirtió que no serían los electores, sino que los indecisos iban a ser los elegibles.

Sólo una persona como Rajoy puede escoger una fecha como el 20 de diciembre, para las elecciones más reñidas de nuestra democracia. Han pasado ya dos semanas, y gracias a la Navidad, estamos como si hubiésemos votado ayer. Seguimos en un escenario donde el Presidente en funciones parece estar cómodo. Debe pasarle como a San Agustín, que sabe muy bien lo que es el tiempo, pero si tuviera que explicárselo a los demás no sabría cómo hacerlo.

Ciudadanos ha estado rápido. No se ha salido del guión de las promesas electorales, y pese a que los resultados no fueron los esperados, ha puesto sobre la mesa (incluyendo a su partido) un pacto a tres, por la estabilidad y la unidad del país. Son catalanes, y saben que el problema catalán no puede demorarse como hace Rajoy ante las dificultades. Sin un Estado fuerte, habrá ganancia de pescadores.

En el PSOE están con el río revuelto, y no están para política de Estado. Parece como si la gran indecisa fuese Susana Díaz, que está midiendo con su vehemencia habitual, cual es el mejor momento para finiquitar a su compañero de partido. No hace mucho lidió en Andalucía con una situación parecida, buscando pactos de investidura y eran muchos los que estaban más preocupados de su embarazo, que del desenlace final. Mientras, Pedro Sánchez está acosado y ningún analista político puede predecir su defensa, que no creo que sea mesurada.

Los únicos que tienen clara una hoja de ruta son el “cuatripartito” de Podemos. Son varios en uno, y nosotros sin sospechar que lo hacían con la intención de conseguir más subvenciones. Para ellos, cualquier tiempo pasado no fue mejor. Hace unos días, presumían de una nueva forma de hacer política, de entendimientos y pactos, pero ahora, anteponen nuevas elecciones a una reforma de la ley electoral. Todo por no resucitar a Izquierda Unida, y por hacerse con votantes socialistas cansados del aparato.

Cervantes nos interpelaba a que confiemos en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades, y Chaplin pensaba que el tiempo es el mejor autor, porque siempre encuentra un final perfecto. Una buena salida la de estos dos genios, para ponerle un desenlace a este artículo. Sólo el tiempo puede decidir cuando estamos ante políticos indecisos.

@jlmhens