Opinión

La memoria histórica es de todos y no sólo de unos pocos

Memoria histórica debida frente a la falsa, indebida y canalla memoria histórica que se ha puesto en circulación por los socialistas del nefasto Zapatero y que ahora pretenden agravar los de Sánchez, Podemos y compañía. Ella es la del recuerdo del odio, la crueldad, el rencor y la venganza,cuando lo normal es o el olvido o el recuerdo de cuanto de bueno y heroico hubo en nuestra guerra civil, que fue mucho. En suma proceder como otras grandes naciones y pueblos que han sabido asumir y convertir en historia orgullosa los mejores episodios de sus guerras civiles, que tal es lo que han hecho norteamericanos y rusos con las suyas.
Por eso reivindico una memoria histórica sin odio ni rencor ni afán de venganza en España y con respecto a su guerra civil, asumiendo todos los muertos y caídos de una u otra forma en el conflicto y recordando con orgullo lo que fueron episodios heroicos durante su transcurso.
No se puede olvidar la eficacia y el entusiasmo de las milicias anarquistas  que en Barcelona supieron con heroísmo sofocar el Alzamiento militar, tal y como sucedió en la capital con las Milicias madrileñas acabando con la sublevación del Cuartel de la Montaña. En paralelo orgullo para las fantásticas defensas del Alcázar de Toledo, el Santuario de Santa María de la Cabeza, Oviedo y el Cuartel de Simancas en Gijón, protagonizadas por militares y voluntarios del bando nacional, voluntarios que, por ejemplo, elevaron a la fama del valor y el sacrificio el Alto del León/los Leones en el Puerto de Guadarrama y el de Somosierra  increíblemente defendido por los Hermanos Miralles.
Como no recordar la valerosa astucia del general Queipo de Llano en Sevilla, paseando por la ciudad un puñado de legionarios llegados de Marruecos y que hicieron creer a los republicanos ser muchos más. Recuerdo claro para las heroicas resistencias de Irún y Badajoz llevadas a cabo por tropas y milicias republicanas. Y junto a ellas las del Oviedo del General Aranda y la Villa Real de Álava del Teniente Coronel Alonso Vega que impidieron la caída de Asturias y Álava en manos republicanas. Sin olvidar el enorme sacrificio del Cuartel de Simancas, en Gijón, bajo el mando del Coronel Pinilla, quien llegado al límite de su resistencia solicitó del crucero «Cervera» en la mar Cantábrica el famoso «disparad sobre nosotros, el enemigo está dentro».
Heroico Madrid que durante casi tres años resistió e impidió la toma de la capital por los nacionales y junto a  ello las increíbles resistencias de tropas nacionales en Brunete y Quijorna y en El Pingarrón en la batalla del Jarama, frente a los ataques republicanos que pretendían romper el asedio de Madrid. Magnífica la aportación técnica para la construcción del cinturón de hierro de Bilbao, que hizo posible  la defensa de la capital vasca hasta finalizar Junio del 37.
Como no llevar al recuerdo de los españoles las dos defensas heróicas de Teruel, la primera de los nacionales en diciembre del 37 y enero del 38 y la de los republicanos en febrero del mismo año al contraataque nacional. Como olvidar las portentosas defensas del Estrecho de Quinto en Huesca, de Belchite y de Gandesa en la batalla del Ebro por las tropas nacionales.
Heroísmo y sacrificio a raudales dignos. Estos sí, de la memoria histórica, junto a muchos que obviamente no caben en este modesto artículo,que sólo pretende decir no al odio, el rencor, la venganza y la crueldad y sí al orgullo del romanticismo, el heroísmo y el sacrificio. Que no en vano el inolvidable escritor André Malraux, combatiente en la aviación republicana, calificó nuestra guerra civil como «la última guerra romántica de la historia».
General Monzón
11 marzo, 2018

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