Un hombre elegante es el que se comporta con nobleza y generosidad. Cada cultura posee sus propias reglas de etiqueta, pero la elegancia bien entendida no está reñida con la posición social, demográfica o cultural. Cada vez que acudimos a un lugar público debemos tener en cuenta nuestro aspecto. La famosa diseñadora de moda francesa Coco CHANEL decía que “no hay una segunda oportunidad para causar una primera impresión”.
Hace poco fue noticia el cierre de 44 tiendas en Reino Unido de la cadena Tie Rack y abre el debate sobre el uso de la corbata. Desde aquí siempre vamos a defender la elegancia, la clase y el estilo en el vestir. Ni la corbata en particular, ni el vestir elegante en general están, ni estarán demodé.
Como este es medio es un referente de moda donde se mezcla la información con la opinión, haría una pregunta, ¿vestimos bien los hombres españoles? NO EN MAYÚSCULAS. Cada día vestimos peor en calidad y diseño. Nos han invadido unas cuantas enseñas lowcost que han traído ropa muy barata, pero hacen que el hombre haya perdido clase y categoría.
Vemos en las tiendas a los hombres mal vestidos, en chándal, con la sudadera de cierta marca de deportes a 5.95 € en seis colores, las botas de senderismo fabricadas en serie para todo tipo de vestimenta y situación, o la boda donde acuden los invitados en camisa desabrochada y pantalón chino…..por Dios que horror y falta de respeto a los novios y resto de invitados o el presentador de noticias con traje y sin corbata. Un señor elegante tiene en cuenta los intereses personales y los de quien le rodea. De este modo, no sólo se complace a sí mismo, sino también a todas aquellas personas con las que se relaciona.
Dónde ha quedado el hombre elegante, bien vestido, combinado en todos sus extremos, con sus zapatos limpios, sus complementos a juego….Cada situación requiere un tipo de vestimenta pero el hombre debe buscar la elegancia, sea cual sea la circunstancia, y no lucir traje sin corbata en ningún caso.
Si seguimos unos patrones básicos de protocolo no acudamos nunca a una boda, comida de negocios, recepción oficial, gala o entrega de premios, etc. incluso según el caso, a una entrevista de trabajo sin nuestra corbata perfectamente combinada con la camisa y el traje, y hasta si eres atrevido, con el pañuelo de la chaqueta.
Hay quien quiere poner el ejemplo de las compañías tecnológicas de Silicon Valley donde obligan a sus trabajadores vestir casual. Ese no es el paradigma de la elegancia. Estamos hablando de otra cosa. Estamos hablando del chico joven, muy bien preparado para las nuevas tecnologías y desarrollando aplicaciones para gente joven.
La corbata dice de quien la porta su lugar en la sociedad. Es un símbolo de elegancia, de ahí que parte de la juventud renuncie a ella por rebeldía. Muchos jóvenes dicen: “Mi forma de vestir es cosa mía”. Nunca deberíamos estar de acuerdo en esta afirmación. Por lo tanto, ya sea en su forma de vestir, ya sea en cualquier aspecto de la vida, siempre deberá tener en cuenta los intereses de quienes nos rodean. Es una falta de respeto acudir a ciertos lugares mal vestidos. Por no hablar de la moda de los tatuajes. Respeto a quien los lleva, ¿pero han pensado esos jóvenes en el día de mañana cuando se incorporen al mundo laboral? ¿Se imagina optando a un puesto de responsabilidad en una gran compañía con el brazo lleno de tatuajes de arriba abajo? Sinceramente creo que no.
Por lo tanto, y para finalizar. Las reglas de la elegancia no han cambiado ni cambiaran nunca. Un hombre bien vestido, sea de traje o chaqueta y pantalón, siempre será un señor elegante, generoso y respetuoso con su alrededor. No nos dejemos influenciar por modas pasajeras y reivindiquemos el buen vestir, la clase y el señorio.
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