Opinión

El pésimo lenguaje de Semana Santa

Estamos en Semana Santa, envueltos en ese eterno retorno de lo mismo a lo mismo, que viene cargado de licencias periodísticas. Así, donde siempre se dijo procesión, desfile o desfile procesional, oímos a  locutores de medio pelo un verbo, un infinitivo sin belleza ni siquiera audacia. Lo que hacen los fieles españoles, con capuchón o mantilla, no es desfilar ni repicar ni andar en la procesión, sino “procesionar”.

El verbo es feo, elemental y ni siquiera incorrecto, pues ahí está la oruga procesionaria. El católico español ya no desfila ni pasea un santo ni porta una virgen. Ahora, “procesiona”.  A algún curandero de la información se le ha ocurrido. Verán qué fácil. De pasión, pasionar. De sensación, sensacionar. Ya ven que está tirado crear idioma, fabricar infinitivos, decir necedades. Los locutores y presentadores ya han improvisado sandeces con el fútbol, la política…, pero hasta ahora habían respetado lo que atañe al discurso religioso.

Se ha abierto la veda y los incultos e ignorantes se han lanzado al estilismo como  lingüistas desgalichados y chapuceros. Lanza usted una palabra bella, nueva o ingeniosa y no se entera nadie, pero como un locutor aborte una parida, la cosa se hace general y ya pasa a la posteridad. Y no sólo se ha quedado la cosa en procesionar sino que también hemos oído continuamente “las miles de voces”, “las miles de personas” y “las miles de flores”.

Los señores que escriben en la sombra semejantes textos, para la pantalla o la onda, ignoran dónde está el sujeto de una oración, aunque la oración sea de Semana Santa. Ignoran el género de esa oración y de otras, y los responsables de leer públicamente tal aterrador engendro tampoco son capaces de hacer la o con un canuto.

El periodista que ha hecho tan digna carrera para sacar esas consecuencias más valía que hubiese hecho la licenciatura de repartidor de tatuador de cangrejos en el sóbaco. Así está la televisión, pública y privada, y así es maltratan a los Cristos y las Vírgenes sacándolos a procesionar bajo la lluvia y la ignorancia.

Las miles de personas que han procesionado desde Murcia a Sevilla, desde Valladolid a Málaga, deben asimilar que nuestra religión está traída y llevada por curas y locutores con ideas propias. Los apóstoles tenían el don de lenguas. Estos tienen el don de destrozarlas. Manda huevos!.

Por Marisa Arcas

@marisaarcas

25 marzo, 2018

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