Arranca una de las pruebas deportivas más duras del mundo. El Rally Dakar. Quizás para muchos es una prueba deportiva más, pero para nada es así. Es una competición dura, donde no sólo compites con otros rivales, si no con la dureza del terreno, las inclemencias del tiempo y otras situaciones en las que a veces necesitas improvisar para salir airoso.

Tras una curva, ¿que habrá? Es solo algo con lo que los participantes se encuentran y piensan. No sólo está el conseguir llegar a la meta para ganar, sino llegar al final de la prueba.

Han sido muchos competidores o participantes los que se han dejado la vida o han sufrido lesiones, que todavía, años después, siguen arrastrándola. La tecnología, los entrenamientos, los vehículos que algunos son prototipos, están a merced de una competición que no distingue nada de eso.

No sólo es tener un coche, moto o camión rápido o duro, sino tener una fortaleza mental mucho más fuerte que todo eso. Es tal la exigencia a la que te somete esta prueba que el más mínimo despiste no sólo te puede costar el perder posiciones en la prueba sino la propia vida. Por eso lo convierte, a mi modo de verla, en una prueba diferente y única donde no sólo la gloria está en proclamarse campeón, también en terminar.

En esta edición será la primera vez que la correrá un piloto con una discapacidad. Si decíamos que es una prueba muy exigente y dura, más dura se le puede plantear a Alberto Prieto, que conducirá un quad con una sola mano: un accidente de tráfico le dejó sin movilidad en su brazo izquierdo, todo un ejemplo de superación. A él y al resto de participantes, ¡mucha suerte!