Opinión

España, eterna guerra de guerrillas

Foto de Dreamstime

España sigue en la brecha como soldado en batalla. Los españoles andamos envueltos en una guerra de guerrillas que va durando demasiado. Algo huele a podrido. El hedor se expande por el partido de Mariano Rajoy. El líder de los socialistas, Pedro Sánchez, aspira a un electoralismo que le dé siempre todas las ventajas. Para lograr sus objetivos, principió por pactar con las ambiciones nacionalistas, continuó con la dialéctica violenta de las comunidades y remató la jugada con las individualidades brillantes de los pocos hombres públicos que todavía recuerdan lo que es una carrera política en la calle.

Periódicos, radios y televisiones han levantado su literatura informativa hasta niveles comerciales y así es como toda España se va retiñendo de héroes particulares y otros que lo son en su casa a las horas de comer bien, porque aquí ya todo el mundo quiere comer bien y cada vez son más quienes lo consiguen. Y si no, que le pregunten al cabecilla de Podemos, Pablo Iglesias, y a su chorva, Irene Montero.

Estamos, pues, en un momento de subida, en una mejora caótica a la hora de cenar y la gente consume más de todo. Al menos, nuestros políticos. Ya todos lo han conseguido. Los economistas y algunos gangsters de la Bolsa están en posesión de ese milagro contemporáneo que supone, no ya tener cosas sino tener las cosas por duplicado. Porque lo que se tiene para su uso y consumo en realidad no se tiene sino que se consume y poco más. Son los bienes que dan el espectáculo de un gran país como pretende ser España. La otra lista de posesiones es la lista de lo que se tiene metafísicamente, de lo que cumple con la “calidad de vida” y se enumera con cierta pedantería para enseñarlo, para disfrutarlo en familia y tomar conciencia callada y satisfactoria de que somos ricos aunque nunca, anteriormente, habíamos sido pobres.

La riqueza no es nada si no funciona como tal riqueza. Los leguleyos, algunos, son ahora famosos como los jugadores del Real Madrid. Los valientes dicen que se roba a manos llenas.  Otros mantienen la versión de que se compra todo a buen precio. Antes los niños eran los amos con dos reales y los críos de hoy a la propina la llaman “paga”, que es la primera condición para que abulte más.

Por Marisa Arcas

@marisaarcas

27 mayo, 2018

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