Opinión

El paro, un imponderable

El Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, trata el problema del paro como si fuese un problema meteorológico. Ahora, con todos esos millones de parados, nos habla del paro como del pedrisco o la cellisca. Que el paro ha venido solo, o sea.
Sánchez, y lo mismo su socio de tropelías, Pablo Iglesias, objetivan los problemas, que es la manera más elegante de desentenderse. “El paro es cíclico”, aseguran desde el gobierno. Es decir, como la primavera o el otoño. Como las cuatro estaciones de Vivaldi. El paro viene y se va. Lo traen las cigüeñas y se lo llevan las golondrinas.

Hay paro como hay sequía. Sólo llueve cuando Dios quiere y Dios escribe derecho con renglones torcidos. A veces la verdad es cruda y obstinada. Los datos están ahí para sonrojo de este Gobierno. El paro ha aumentado en el mes de agosto en 47.047 personas. El mayor incremento desde el año 2011. La cifra total de desempleados registrados alcanza los 3.182.068 pero aquí no pasa nada.

Tranquilidad en las masas que el Gobierno está tratando el paro como un problema del tempero, como un imponderable, como algo que ya se pasará solo. Se quejan del paro como de la pertinaz sequía. Lo que pasa es que tampoco la sequía es inocente, porqué se remedia con los pantanos que no han hecho, con un Plan Hidrológico Nacional. Si la lluvia no es inocente (nada es inocente cuando uno se mete en política), cómo va a serlo el paro, que Pedro Sánchez y su tropa están elaborando minuciosamente, con dedicación suicida, desde que llegaron a la Moncloa. Los electores no son tontos y ven a Sánchez manejar las cifras de parados como fichas técnicas, como casualidades, sin poner nunca el acento humano en el tema, sin incardinarse sentimentalmente en ello.

Para  Sánchez los parados han dejado de ser compis, colegas, camaradas, como cabía esperar de un socialista, sino que son eventualidades, contingencias. Pedro Sánchez no da la cara  porque la cosa del paro no puede explicarse desde supuestos gubernamentales. Los supuestos gubernamentales son que el paro es cíclico, como marzo ventoso y abril lluvioso, que sacan a mayo florido y hermoso. O sea que tenemos uno de los mayores índices de paro de Europa, pero la cosa “no es grave”. Pedro Sánchez mira al cielo a ver si llueve, pero sólo llueven parados.

18 septiembre, 2018

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