El 23 de Agosto salió la noticia.
Es 23 de Octubre, y aún no sabemos nada.
Nada de una sentencia de una adolescente violada por 13 hombres.
Durante dos meses, torturada con colillas de cigarrillo, tatuada por todo su cuerpo.
Y no sabemos, nada, ress, walu, nothing, rien.
Esto viene a ser lo que yo llamo el hilo del silencio comprendido. En mi país significa , que si no sabemos nada, es porque nada ha ocurrido. Y el silencio tiene un olor determinado, huele a miedo.
El mismo que se nos mete por las venas nada más nacer.
No vaya ser que te vistas así y que por vestir así te hablen mal, te agredan, te violen, te maten.
No vaya ser que salgas sola por la noche, y que por salir por la noche, te hablen mal, te agredan, te violen, te maten.
No vaya ser que hagas algo que la machista sociedad de la que eres no acepte, y que te hablen mal, te agredan, te violen, te maten.
Pero es que lo peor, lo que me hace llorar cada vez que lo veo, porque es el mío y yo sé que tanto duele querer un país y detestar su sistema. Lo peor es que pese a la esclavitud inconsciente a la que estamos sometidas las mujeres, las hay quienes asumen el papel de víctimas de una sociedad que no las protege, y aun cuando lo hacen, las agreden, las violan y las matan.
Khadija tenía 15 años,rezaba 5 veces al día.
Llevaba velo, era buena hija y buena mujer para cualquier estándar del patriarcado. Y la violaron 13 hombres, por ser mujer y no poder defenderse. Porque en Marruecos por tener pene, tienes poder.
Y porque nadie, nadie, nadie, te va a impedir que lo utilices y mucho menos que haya consecuencias para ello.
En Marruecos nos hemos acostumbrado a la injusticia, nos altera lo mínimo en la medida en la que hemos logrado alejarnos suficientemente con poder, clase social, y dinero. Aunque creo que desde pequeñas se nos debería recordar a las que hemos tenido esa suerte o desgracia, que adquirimos las oportunidades porque se compra nuestra poca libertad , y que de haber nacido en otra calle, otra avenida, otra ciudad u otra familia, estaríamos sometidas a la esclavitud de un patriarcado que anula, somete, veja y maltrata a las mujeres una por una, bien a través de sus padres, de sus hermanos, de sus maridos, de extraños, o del propio gobierno.
No habrá sentencia, ni procedimiento judicial.
De Khadija se dirá lo que se dice siempre, que fue buena niña, pero no tan buena, que pudo haberlo evitado no saliendo al portal de su casa.
Tapándose más el pelo o la cara, vistiéndose más holgada.
No atreviéndose a salir después de la puesta del sol y así eso no habría pasado y así eso nada hubiera ocurrido.
Y un día de estos nos dirán, que mejor que no hubiéramos existido, que así, nada hubiera pasado.
Noor Ammar Lamarty
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