Opinión

Mis tres señoras

Con independencia de los muchísimos seguidores que durante tantos años ha tenido  mi actividad pública y mediática , que agradezco con toda el alma , mi vida afectiva , de amor y cariño ha sido casi un completo desierto , tanto en lo que se refiere a recibir semejantes regalos sentimentales  como en mi extraña incapacidad para darlos , sin que sepa el por qué  de tal contribución mía,activa y pasiva a semejante carencia.
De todas maneras no voy a referirme ahora a tan indeseable desierto sino a todo lo contrario ,mi amor ,cariño ,respeto y admiración a las tres grandes Señoras de mi vida. Empleo el término «señora» porque tal adjetivo de distinción ha sido fundamental en esa adhesión a tales Mujeres y que tanto significa para mi .
Cuando era un jovencísimo cadete , con dieciséis años recién cumplidos ,en mi profunda creencia católica y educación ,me hacía mucho daño escuchar la por entonces expresión de «tía buena» para nombrar mujeres atractivas.En tal tesitura un día ,un cadete de la promoción anterior y varios años más que yo , me tomó del brazo y me dijo algo que no he olvidado nunca: «chaval , a ver si aprendes que hay chicas monas ,que algunas de ellas,no demasiadas,se convierten en mujeres guapas y menos cuantiosas todavía se transforman en señoras; y nada tienen que ver con ellas las jóvenes y menos jóvenes que priorizan sexo y sensualidad y que es lo que llamamos tías buenas» .
La primera de esas «mis tres Señoras» es sin duda ninguna La Santísima Virgen María ,ejemplo preclaro de humildad y ejercicio del amor y el cariño correctos para con los suyos mientras Cristo vivió, y con todos nosotros,como madre nuestra tal y como nos la dejó Cristo desde la Cruz ,al decirle a Juan: «he ahí a tu madre» y a su regia Madre : «he ahí a tu hijo».Yo ,personalmente, no he tenido en mi larga vida mayor consuelo ni amor filial ,sintiendo su silenciosa compañía y tutela de continuo ,hasta el punto de sentir casi de manera real esa cercanía y consuelo.
Es a Ella a la que no he dejado de rezar en mi vida ,sean cuales fueren las circustancias de la misma y de pedir a su través  cosas en principio imposibles ,importantes y menos importantes, viéndola claramente sonreir al agradecer su mediación. La siento y he sentido siempre como madre no sólo en el plano espiritual ,sino como «Madre efectiva», cercana y casi única .Pensar que pueda existir mayor Señora que Ella sería , a mi juicio la peor de las ofensas .Gracias,pues,Madre y ,como te digo todos los días,al rezar el Ave María , «ruega por nosotros pecadores ,ahora y en la hora de nuestra muerte,mi muerte,dame tu mano en ese momento y no me dejes solo».
La segunda de mis Señoras,instaladas por siempre,mi siempre,en mi corazón es mi abuela materna, de origen alemán y educadora sin par,no olvidando nunca la característica fundamental de esa educación que indudablemente es el rigor ,abismalmente lejos de la ñoñería consentidora habitual en el trato con los niños que  tantas veces se confunde con cariño y dulzura. Buena era ella para semejante debilidad;de ella heredé el respeto y el gusto por la puntualidad y precisión en todos los actos de mi vida ,la música – me hizo desde bien chico un adorador de la Opera – y el sentir su cariño sin expresiones ñoñas y gratuitas continuas. Tan caras eran estas últimas que sólo recuerdo una ,fundamental para mi vida ,Cuando manifesté mi decisión de ser militar se recordó en casa que,de niño,fui operado de una infección en las almigdalas que me había producido una pequeña lesión cardíaca , un soplo sistólico .Conscientes en mi familia de militares de la exigencia de salud plena en el reconocimiento previo al exámen de ingreso en las Academias militares  se decidió que me sometiera  a la consulta de un especialista, que manifestó ,cuando a él fui ,que nada quedaba  de mi antecedente cardíaco y que podía dar curso a mi vocación castrense. Cuando volví a casa me esperaba la abuela expectante y preocupada como yo no la había visto nunca  al preguntarme qué había dicho el médico.Cuando le respondí positivamente me dijo : » Me alegro porque esta mañana , en Misa – a la que no era asistente diaria -,he ofrecido mi vida por la tuya».¿Se puede decir algo más bello y sentido en su ambiente habitual de rigor y disciplina,no exenta de dureza cuando era preciso?.Gracias abuela por haber existido como mi «propietaria·» y responsable de mí ,tal y como te dijo el médico a mi nacimiento huérfano de padre asesinado por los rojos ,póstumo y último de mis hermanos : » éste para su  abuela.
La tercera y última de mis Señoras no ha sido ,como en el caso de la Santísima Virgen, ni mucho menos exclusivamente mía sino al alcance de todos los españoles.Ocurre ,sin embargo,que en mí,creo, ha tenido mayor efecto que en el  resto de mis compatriotas en materia de respeto y admiración por la trayectoria  inigualablemente ejemplar de una persona,en el cumplimiento de sus sentimientos y sobre todo de sus deberes deberes.Quizá ya habrán ustedes adivinado que me estoy refiriendo a nuestra Reina Sofía, con la que no he tenido ocasión de hablar más que una vez en mi vida.Visitaba  en 1980, época en la que ya tenía yo cierta dimensión pública y mediática, a mi jefe y amigo,cabeza de la Casa Militar del Rey por entonces , Sabino Fernández Campo ,cuando entró en el despacho Su Majestad Doña Sofía y el General me quiso presentar a Ella.Sonrió  la Reina y dijo: » no se moleste,¿quien no conoce al Teniente Coronel Monzón?».
Debe estar en el  respeto de todos los españoles,aunque no sea tanto como en el mío, porque Ella es la Monarquía española,por su ejemplo,señorío y decisión.No olvidemos que de Ella fue la decisión,en 1962, cuando de recien casada con Don Juan Carlos lo previsto era que fueran a residir a Estoril,en el exilio de Don Juan ,su suegro, Ella le manifestó a su egregio marido que se pusiera en contacto con Franco y se fueran a vivir a Madrid pues  _si alguien tenía alguna probabilidad de llegar a reinar en España era él.Y hasta hoy con su magnífica ejemplaridad.Gracias Doña Sofia por haber existido por y para España,
General Monzon
5 noviembre, 2018

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