Llámenle Frente Popular, Pacto a la Portuguesa o Acuerdo AntiPP. Sánchez busca tejer alianzas a la desesperada. Casi todos están dispuestos, con tal de que Mariano Rajoy no repita como presidente del gobierno. Y casi todo vale para conseguir ese ¿bien? común.

La visita del todavía líder del PSOE al país vecino hay que entenderla. Ante la imposibilidad (prácticamente total) del jefe del ejecutivo en funciones de hacer una mayoría parlamentaria, los socialistas tienen su oportunidad. No es ningún fraude de ley, tampoco un fraude electoral como se ha llegado a decir. Defraudar es delinquir, y el joven líder de Ferraz está en su perfecto derecho de sumar 175+1 en el Congreso de los Diputados.

Ésa es una cuestión; y la otra, que esté acertando. Todo lo contrario. Alguien que adopta la estrategia de ‘todo es bueno para el convento’ si el fin es expulsar de La Moncloa a ‘la derecha’ está en un error garrafal. Tiene una falta de visión redonda sobre lo que es España, sobre el futuro que espera y que merece este país. Y, lo peor, está sembrando las bases para la inestabilidad, para la incertidumbre… está allanando el camino a los que no van a confiar en nuestro suelo ni en nuestros negocios para poner su dinero y ayudar a crear empleos.

Las locas aventuras de Pedro en nuestra vecina Lisboa hay que enmarcarlas en un contexto de legitimidad total. Lo que está intentando es legal, y es su obligación hacerlo. Pero, al mismo tiempo, no podemos dejar de subrayar que si saca adelante sus delirantes planes estará regando la semilla que producirá más problemas y más graves para todos. En términos materiales y de convivencia.