Tras los tristes acontecimientos que han protagonizado algunos de los nuevos equipos de gobierno municipales en esta Navidad que acaba de poner su punto y final, el mundo del toro se pregunta, con gran preocupación, qué pasará con el sector en este 2016. De nuevo, la tauromaquia se siente condicionada por decisiones políticas que pueden ir directamente en contra de ella.

En lo concerniente a la celebración de unas fiestas que son básicamente cristianas, hemos sido testigo de las artimañas que ciertos alcaldes han utilizado para machacar las tradiciones. No a los belenes, no a las cabalgatas con tintes religiosos, etc. Si algunos no han tenido ni en consideración las ilusiones de los niños, ¿qué nos queda por ver en los próximos meses?

Tras las elecciones de mayo de 2015, y con la llegada al poder de ciertos partidos, España está más dividida que nunca. Y, de nuevo, los toros se hallan en el punto de mira de ciertos políticos que no están haciendo sino desvertebrar una sociedad que mira con estupor lo que están haciendo con sus raíces más profundas. No es una cuestión de protección a los animales. Es un ir contra todo lo que tenga simbología nacional, como si nos tuviéramos que sentir avergonzados de nuestras tradiciones milenarias en pro de ideas descabelladas y que nos quitan toda identidad.

A estos políticos que quieren dinamitar la esencia de este país que se llama España les da igual que la Tauromaquia tenga un impacto total de 3.560.000 euros en la economía nacional. El sector se arma de cifras y de datos. De defensas legales. De campañas para el fomento y la difusión de algo que forma parte de nuestra cultura. Es como si estuviera preparando la trinchera porque se le avecina una guerra. Pero los toros siempre fueron del pueblo. Y debería ser él, y sólo él, quien determinara el futuro que le espera.

@empenha