Opinión

Después de la protesta viene la calma, una catarsis de Latinoamerica en tiempos de Covid-19.

La responsabilidad es de todos, es hora de construir un gran consenso nacional. Michelle Bachelet, alta comisionada para los derechos humanos de la ONU, manifestó su preocupación por la situación de violencia que cada día crece en Colombia en medio de las protestas sociales, igual pasa en Chile y Perú.

Masacres, asesinatos y decenas de heridos con arma de fuego hacen parte de un capitulo oscuro en medio de la pandemia. Sin embargo, también quiero resaltar las cosas buenas que ha traído este año histórico.

El potencial con el cual hoy se percibe a Colombia en el continente europeo y el interés de organizaciones e inversionistas en nuestro país nos invita a ser autocríticos y superar la barbarie para generar una etapa de crecimiento con empoderamiento económico, social y humano.

El aislamiento nos unió, la virtualidad en el 2020 ha permitido que en numerosos foros virtuales conecten gratuitamente a millones de personas en una sola narrativa a través de una plataforma que hace un año nadie conocía, Zoom. Sin duda alguna, el futuro es digital. Y se ha convertido en un gran desafío para Colombia superar la brecha en territorios donde aún no existe un computador.

Entonces, si en el escenario actual la mirada de la Unión Europea está en Colombia por su potencial y riqueza en recursos minerales, seguridad alimentaria y biodiversidad ¿Porque seguimos en una guerra civil alimentada de violencia contra nosotros mismos?

No existe una sola respuesta lógica para comprender el escenario. La vida es sagrada, respirar con gratitud y amor en las montañas de Santander me permite sentir amor patrio, gratitud por la belleza natural, los valores culturales y la oportunidad de vivir sumergido en el realismo mágico.

No cabe duda que la Organización de las Naciones Unidas debe pasar de la retórica humanitaria a las acciones afirmativas de transformación, generar violencia para extraer riqueza en medio de la ausencia del Estado no puede ser el direccionamiento al cual llevemos a las próximas generaciones.

Mientras el debate político se enfoca en reformar la policía, propongo desde estas letras pensarnos una reforma profunda para la educación en todos los aspectos, estamos llevando a nuestros niños al atraso y la pobreza mientras no lo hagamos. No es posible pensar en un país justo cuando algunos de sus dirigentes tienen grandes vacíos en su formación.

La naturaleza siempre nos brinda la oportunidad de lograr superar las adversidades, por tal motivo, quiero destacar a Diana Trujillo esa niña colombiana que llego con 300 dólares a Estados Unidos buscando oportunidades y actualmente lidera la misión de la NASA a Marte, logro convertirse en ingeniera aeroespacial en la Florida.

Colombia claramente nunca le dio la oportunidad de hacerlo. Es precisamente a esa generación, de niños y jóvenes como Diana a la que me refiero, no podemos perder la juventud en la violencia, en un país que lo tiene todo, pero ofrece nada a quienes hoy perdidos en el desespero de la pobreza extrema salen a las calles y terminan heridos por las balas perdidas de un estado ausente.

No pierdo la fe, debemos dar un salto para lograr lo imposible, depende de un despertar de conciencia, inteligencia colectiva y un Estado que repare y consiga la verdadera reconciliación, construir un laboratorio social con dos bases fundamentales: Educación y justicia.

Fotografía de apoyo. El País

 

Por Daniel Mejía Lozano

Periodista Internacional y escritor.

Twitter: @Daniel_MLozano

Instagram: dani_mlozano

Facebook: Daniel Fernando Mejía Lozano

8 octubre, 2020

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