Editorial

Pablo Iglesias o cómo desmembrar España a la chita callando

Pillados con el carrito. Por completo. Los podemitas. Iglesias y cía no son Iglesias, Bescansa, Torrejón y Echenique. Es mucho peor. Son los podemitas independentistas vascos, catalanes y gallegos. Se ha certificado en el momento en el que los nuevos diputados de las camisetas moradas han tomado posesión de sus actas y sus carteras.

Podemos está obteniendo fortísimos apoyos en las comunidades consideradas históricas precisamente por su vocación independentista. No sólo en Cataluña hablan abiertamente de un derecho a decidir que se debe materializar a través de las urnas. En el País Vasco se consideran con patente para ejercitarse en el derecho a la autodeterminación y en Galicia, los amigos de las mareas (¡apoyados por el legendario Beiras!) aseguran que para ellos también hay que hacer una votación por si hay que fundar un nuevo país con balcones al Atlántico (¡de traca!).

Lo temíamos. Era cuestión de tiempo. El proyecto alumbrado en su momento por el defraudador Monedero no sólo es de clara vitola neocomunista. Fomenta la independencia de territorios que, Constitución en la mano, carecen de derecho a ella tal y como pretenden arrancarla.

Pero a Iglesias le da igual. Se ha plantado con sus coleguis de 0 en 69 parlamentarios. Se consideran (no queremos ni pensar si llegan a formar gobierno) los reyes del mambo. Lo de menos es que presentándose como un partido nacional (¡hace daño a los oídos!) haya una parte de sus representantes que pisen la unidad de España. O lo que queda de ella.

11 enero, 2016

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