Editorial

La savia nueva se llamaba… ¡Celia Villalobos!

Que Celia Villalobos sea, una legislatura más, vicepresidenta del Congreso de los Diputados significa que hay cosas que el Partido Popular todavía no ha entendido, y que explican el descenso brutal en votos que registró el 20D, y que está teniendo como consecuencia terribles problemas para poder seguir gobernando.

¿La regeneración (también en las actitudes, en las formas) se llama Celia Villalobos? ¿De verdad un partido con 800.000 militantes no tenía otra alternativa para representarnos a los españoles nada menos que en el órgano de gobierno del Parlamento? ¿Era imprescindible el papel de Celia? ¿Lo es?

No, no es una cuestión de edad. Tampoco de veteranía como política y cargo electo. Es una cuestión de lavado de las instituciones. Y una señora que en momentos decisivos de la historia de España se ha entregado en la sede de la soberanía popular y nacional a jugar al Candy Crush hace mucho tiempo que debería haber dimitido, o que debería haber sido cesada.

Es un mal mensaje a los españoles. Es una señal incorrecta de Rajoy. Éste y otros gestos no provocan sino el apoyo creciente de los ciudadanos a los nuevos partidos. Incluso aunque sean antisistema, incluso aunque pongan en riesgo la unidad de España, incluso aunque produzcan trastornos económicos que las clases medias y bajas paguen en términos de bienestar.

A Celia se le pasó el arroz. ¿Apostamos qué porcentaje de los militantes del PP lo piensa? ¿Quizá el 95%? ¿El 99%?

13 enero, 2016

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