España vive la peor crisis económica, social y política que ha existido en democracia. Con un paro del 21,4%, más de un 47,5% de paro juvenil, y más de un 29% de la población en riesgo de exclusión social ¿Y cuál es la principal causa de esta crisis? La política.

Sin estabilidad política no habrá estabilidad económica. Y si no se respeta la Constitución como norma suprema que garantiza los Derechos Fundamentales, individuales e inalienables de cada ciudadano, la crisis sobrevolará sobre nosotros y cualquier atisbo de recuperación será un mero brindis al sol. ¿Acaso se respeta la Constitución en España? No. El legislador y el poder ejecutivo todopoderoso se ha encargado de ir vaciando los Derechos Fundamentales a través de leyes que ellos mismos han ido controlando para hacernos hoy menos libres que ayer y súbditos de un sistema que mantenemos con sufrimiento, y en algunos casos con dolor.

¿Existe igualdad ante la ley como recoge el artículo 14 de la Constitución cuando la administración goza de presunción de veracidad? ¿Existe un derecho a un Juez imparcial cuando el Consejo General del Poder Judicial es elegido a dedo por la clase política y son estos quienes decidirán qué Juez promociona o se destina dentro de la carrera judicial? ¿Existe una verdadera defensa de la Libertad cuando por una mera denuncia y sin un excesivo control de su veracidad las fuerzas del orden están capacitadas para detener al denunciado? ¿Existe el derecho a un juicio justo cuando el control de la proposición de las pruebas recae en el Juez Instructor canalizado por el propio Ministerio Fiscal? Y todo ello sin hablar de un Congreso de Diputados, formados por diputados elegidos a través de una lista y no por su meritocracia directa con la ciudadanía, o del tercio del Senado compuesto por senadores no votados por la ciudadanía ¿Es esta una democracia de calidad? Parece que no.

España necesita y requiere que se realice una profunda reforma estructural de su sistema, no desde tintes electorales de derecha e izquierda, desfasados y más propios del S. XIX sino unas reformas de calado en pro del bien común, en defensa de la división de poderes, desde el respeto a los Derechos Fundamentales y libertades públicas. Sólo así finalmente nos sentiremos todos orgullosos y con ilusión de formar parte de la nación más vieja de Europa, que se llama España y que hoy, por los defectos del sistema, se tambalea.

“El hombre justo no es aquel que no comete ninguna injusticia, si no el que pudiendo ser injusto no quiere serlo.” Menandro de Atenas

@OspinaOpinablog

Abogado.- Presidente de la Agrupación de Jóvenes Abogados de Madrid @AJA_Madrid