“Una televisión de Irán, un Estado asesino me ha contratado, pero la política es así…”
Es el vídeo de Pablo Iglesias que deberíamos reproducir cada día. Una y otra vez. Una y otra vez. El fin justifica los medios. El dinero más sucio y procedente de los más criminales de los regímenes vale. Todo suma. La maquinaria de la propaganda y el odio necesita lubricante. Da igual que lo suministren quienes (desde 1979, revolución iraní) son tenidos por los campeones en el patrocinio del terrorismo a nivel mundial. Ahí queda eso.
Nunca olvidemos lo inolvidable. La nausea. El cordón umbilical con una dictadura teocrática y medieval. Casi nada. SÍ SE PUEDE, ¿verdad, Pablo?
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