A los españoles nos gusta apurar los tiempos. “Vuelva usted mañana”, fue como nos definió el maestro Larra, que de tanto esperar, desesperó suicidándose. La elección del Presidente de la Generalitat a última hora, nos confirma que los catalanes independentistas no dejan de ser, por mucho que lo nieguen, como todos sus compatriotas españoles.

El acuerdo catalán ha sido un varapalo importante para la hoja de ruta de Podemos. Se las prometían muy felices con unas nuevas elecciones en Cataluña con Ada Colau por bandera. Se me viene a la memoria, la actitud pasiva de la Alcaldesa ante aquel espectáculo de las dos banderas en el balcón. Si por ella hubiera sido, sólo una hubiera ondeado ese día. Por tanto, cuando hablan de convocar un referéndum para apoyar el no, recuerdo el referéndum griego sobre Europa, donde se votó un no, que luego fue un sí. Un engaño.

Cameron se la jugó en Escocia. Se convocó y tuvieron dos años para debatir y estudiar el asunto. En Londres creían las encuestas, que daban un amplio margen al no. Sin embargo, en las dos últimas semanas lo pasaron mal. Sé de lo que hablo porque me dieron el derecho al voto. Viví esos dos años entre Edimburgo y Glasgow. No voté, porque no consideré justo votar en el futuro de un país en el que estaba de paso.

En Cataluña, parece que ganaría el sí. No están geográficamente en el Norte de una isla, y tienen a una ciudad como Barcelona, referente para la economía de España, a diferencia de Glasgow o Edimburgo que no se pueden equiparar con Londres. Por si fuera poco, llevan años de permisividad, privilegios y manipulación social para crear una lucha fratricida: españoles (“los fachas”) contra catalanes.

Por tanto, la reinvención de la izquierda española que representa Podemos, ha perdido con la retirada de Mas, una baza importante para seguir dividiendo el país, en un año donde además hay elecciones vascas y gallegas. El show debe seguir (“show must go on”), como hemos vivido esta semana en el Congreso. Toda provocación conlleva bloqueo, que es de lo que se trata.

Mientras, el PP y el PSOE tienen a sus afiliados pendientes de un Congreso para cambiar de líderes, por lo que no parece previsible que ni Rajoy ni Sánchez cedan su puesto. Artur Mas lo ha hecho, pero me temo que de forma provisional y seguirá mandando en la sombra, como lo ha hecho Pujol.

¿Una retirada provisional? Ojalá que no.

Artur, no vuelva usted más.

@jlmhens