Es el nombre de una maniobra que utilizaron los submarinos soviéticos durante la Guerra Fría cuando eran perseguidos por los submarinos americanos. Era tan sencilla como audaz: cuando el submarino ruso se sentía acosado giraba repentinamente 180 grados enfrentándose cara a cara a su perseguidor que, sorprendido, quedaba sin capacidad de respuesta. Así compensaban su debilidad técnica y la falta de eficaces sonares en popa. La popularidad del nombre ruso, Iván, y su riesgo evidente, casi una locura, puso nombre a la maniobra. Se hizo popular gracias a la película La caza del Octubre Rojo, aunque los resultados reales de aquella táctica siguen bajo ‹‹secreto oficial››.
‹‹Atrás toda, alarma de choque››, era la única orden posible para evitar la colisión. Unas veces los submarinos americanos se escabulleron, otras el choque fue inevitable.
Guerra Fría. Aquí y ahora. Guerra fría entre partidos. Se vigilan unos a otros. Ninguno aflora a la superficie. Guerra en las profundidades sin saber quien es amigo y quien enemigo. Sí sabemos quienes quieren destruir España. Conocemos sus nombres y cada vez que sabemos algo más de ellos, la preocupación aumenta.
La experiencia militar demuestra que las decisiones más audaces junto a las hermosas promesas no siempre conducen a la victoria. Esta solo se logra cuando se lucha con honor y dignidad. No todo vale. Debería recordarlo quien pretende ganar la batalla a cualquier precio. Al final el choque será inevitable.
Se enfrentan, cara a cara, el honor y la dignidad contra el descrédito y la deshonra. En las profundidades, oculto a todos, se está jugando con algo que tiene más valor que la victoria: el honor.
‹‹¡Atrás toda, alarma de choque!››. Camino de la colisión, sin sonares en la popa, no hay más solución que cambiar el rumbo y dar la cara. Está en juego la soberanía, el honor, la seguridad y la independencia del Estado.
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