Con extraordinaria fortuna ha cuajado en los últimos años el concepto de ‘Marca España’. Un concepto y un proyecto, el de mejorar la imagen de nuestro país tanto en el interior como más allá de nuestras fronteras.

Nuestras empresas tienen aquí mucho que decir. Y, sin embargo, cuando ‘Marca España’ aparece en las portadas de los grandes periódicos, o en los informativos de radio y televisión automáticamente se retrata el éxito de emprendedores en campos innovadores: en la ciencia, en las nuevas tecnologías… ¿qué pasa con nuestros sectores más primarios y tradicionales, con el campo, con la industria? ¿qué hay de nuestra parcela agroalimentaria? ¿no hay aquí emprendedores?

Los hay. Muchos. Muy buenos. Con raíces. Españoles cien por cien. En cada esquina de nuestra geografía patria. Es ya centenario el caso y el sello de la familia Mata, en Alcaudete (Jaén). Comenzando con un pequeño comercio de ultramarinos, haciendo una incursión en el sector de los dulces en 1897 y dando el salto más adelante con formidable éxito al de las conservas vegetales.

Una aventura de éxito que ha sido legada de generación en generación y que, a sus ya míticas hojaldrinas, ha sabido sumar y fortalecer la línea de las habitas fritas baby (probablemente las mejores del mundo), de su tomate frito (de referencia absoluta en la mesa de los mejores gourmets), o de sus trigueros (de un sabor y un tacto a prueba de los chefs más exigentes).

Esto es Marca España. Con mayúsculas. Productos naturales, cualidades nutricionales únicas, presentaciones minuciosamente cuidadas. Una industria familiar cumpliendo cerca de 120 años. Cuando se trabaja con perseverancia, cariño, profesionalidad, dedicación constante… y cuando se añade cuarto y mitad de talento, el resultado de la ecuación es una capacidad de liderazgo para competir y ganar en los mercados internacionales. ¡Así se hace!