Transcurridos cuatro partidos desde que Zidane debutase en el banquillo como primer entrenador del Real Madrid podríamos decir que el equipo ha notado una considerable mejoría en su juego.
Es pronto para decir si es un éxito o un fracaso. La valoración se hará a final de temporada. Lo que sí es cierto es que el equipo ha mejorado, tanto en su juego, como en la confianza y estado anímico. Eso hace que los jugadores tengan una motivación extra.
La forma de jugar parece más activa y vistosa, más dinámica, buscando una presión más solidaria a la hora de robar el balón, con una salida de balón desde la defensa más fresca. El equipo despliega su potencial en todas sus líneas, buscan realizar mínimos pases para generar peligro…
Pero cada partido es diferente. Necesitan mejorar en algunas facetas, como que jugadores de segunda línea tengan llegada cara a gol, entre otros aspectos.
Queda mucha temporada, muchos partidos y puntos por disputar, Liga y Champions, objetivos en los cuales tienen, matemáticamente, posibilidades. Mucho por lo que luchar y competir. Pero hay comunión entre entrenador y afición. Con una plantilla cargada de grandísimos jugadores, tienen todavía una capacidad de mejora enorme.
Ex jugador de fútbol. Analista deportivo
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