Editorial

El camarote de Pedro y Pablo

Ni fotos, ni reuniones, ni avance en la negociación (¡ni siquiera ha comenzado!). Reproches, silencios, desplantes y vacilaciones. Así ha empezado el gobierno de Iglesias y Sánchez (pongamos, por su orden, a quienes más van a mandar).

Sí. Al gobierno. Porque la única razón de tanto lío, tanto postureo, tanta verborrea vacua y hasta tanta chulería (más de los morados que de los rojos) es que están como locos por pactar. Y con un 101% de probabilidades, lo harán.

En realidad estamos en los minutos de la basura. En el show de los perdedores. En una escenificación de la nada porque a nada bueno conduce.

Mientras los españoles (¡madre mía los autónomos!) aguardan con temor un sablazo en los dineros que tendrán que poner en manos del Estado, Iglesias y Sánchez marean la perdiz, desmienten filtraciones, nos hablan de teléfonos que están fuera de cobertura… y en ese plan.

Es lo que tenemos. Quien se acuesta con niños, orinado se levanta. Y en esas estamos. En el punto en el que sin siquiera haberse formado el nuevo ejecutivo, sin haberse legislado de forma contrarrevolucionaria, vamos al hoyo. Pico y legona. Pico y legona. Pico y legona.

17 febrero, 2016

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