Opinión

Hambre de demagogia

En 1980, Venezuela era una potencia económica de América Latina (primera exportadora de la región, con un PIB pujante…) pero atestada de la corrupción de los partidos políticos, la desigualdad social clamorosa y unas instituciones que perdían su prestigio. Este caldo de cultivo no tardó en fraguar el mito de la «igualdad para todos» (no sólo en la ley sino para todo). Así surgió Hugo Chávez, y hoy Venezuela no tiene ni para pan.

Sin embargo Venezuela no es la excepción, a lo largo y ancho de América Latina encontramos más ejemplos ¿Por qué? Llegaron al poder vendiendo ilusión y pocas realidades, aupados por un pueblo cansado y hastiado de casos de la corrupción, de la crisis institucional y el despotismo ilustrado. ¿Quién fue responsable que el socialismo de finales del siglo XX llegara al poder? La desigualdad, la falta de democracia de los partidos clásicos, la corrupción y que no se escuchase las demandas de la sociedad civil. ¿Nos suena?

Ahora tras más de diez años con algunos de estos antídotos políticos, desde Venezuela hasta Argentina, la desigualdad ha crecido, la corrupción se ha expandido y ¿quiénes son los perdedores? La ciudadanía, que ve lastrado su desarrollo  hasta en treinta años por estos gobiernos. La política seria no puede rendirse  a tintes ideológicos sino a los filosóficos porque la gestión de lo público con regímenes caducos sólo sirve para limitar la libertad y repartir más pobreza.

Cuando las democracias se tambalean; cuando no son capaces de escuchar y solucionar los problemas de la gente; cuando no tienen autocrítica; cuando prima el despotismo y no las soluciones, llegan aires de cambio rancio ya implantado en el pasado y que a lo largo de la historia sólo han traído malestar. Eso sí, por lo menos hace que la ventana se abra y salga el olor caduco de aquellos que no se quieren marchar.

“El cambio es ley de vida. Cualquiera que sólo mire al pasado o al presente, se perderá el futuro.” John Fitzgerald Kennedy

@OspinaOpinablog

www.lopeznegreteyospina.com

2 marzo, 2016

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