Madrid, Opinión

La tauromaquia pide libertad

Lo que la afición llevaba reclamando hacía tiempo, al fin se ha hecho realidad. Valencia, el pasado domingo 13 de marzo, fue testigo del clamor de 45.000 almas que recorrieron sus calles al grito de ¡libertad! Nada hay más justo que aquello que emana del pueblo.

Más allá del manido discurso “toros sí, toros no” están las manifestaciones públicas. Para algunos, el hecho de que la asistencia a corridas de toros sea el segundo espectáculo de masas en España no es motivo suficiente. Por tanto, quizá ahora, cuando el sector ha decidido trabajar al unísono y salir a la calle junto a los aficionados, se dé la sensación de lo que se tenía que haber hecho hacía tiempo: demostrar la fuerza que realmente tiene esta manifestación artística, pues desde el momento en que algo es capaz de crear arte, ya es cultura.

Lo mismo da que se blinde la tauromaquia a nivel nacional si después las administraciones de las comunidades autónomas o municipales deciden, por su cuenta y riesgo, prohibir la celebración de festejos taurinos, alzándose en adalides de la defensa animal, como si la gente del toro no fuera la primera en respetar todo lo que suene a ecología, ecosistema, agricultura y ganadería.

Pero las calles de Valencia se tomaron, como ya hemos dicho, a grito de ¡libertad! La gente del toro se dio cita en la capital del Turia para demostrar que no son una minoría. Enrique Ponce, quien leyó el manifiesto, puso palabras al sentir de miles de personas al decir, entre otras cosas, “somos españoles con derechos”, sin olvidar a los aficionados que se habían desplazado desde otros países de Europa y hasta de la América Latina.

“Reivindicamos la tauromaquia como portadora de valores sociales y humanos, como soporte básico y principal de la biodiversidad de nuestro país”. “A quienes no les guste, que no vengan a la plaza… pero sí exigimos, como es propio de un estado de derecho, la libertad de elegir, de pensar, un tratamiento de igualdad respecto a otras actividades y artes, tanto en lo que se refiere a aportaciones fiscales como a la promoción. No más, pero tampoco menos. Y, por descontado, no aceptamos la injuria ni el insulto”, fueron algunas de las frases que hicieron saltar la mecha de la emoción de tantos y tantos aficionados a los toros, para terminar con la siguiente traca final: “No nos nieguen sin conocernos. ¡Viva el toreo! Por nuestra cultura, por nuestras raíces y por nuestra libertad”.

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@empenha

Periodista y Doctora en Filología

18 marzo, 2016

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