Comprobado. Un documento oficial de Venezuela de 2008 firmado por el entonces ministro de Finanzas, Rafael Isea, revela que la dictadura de Hugo Chávez pagó al menos 7 millones de dólares a los actuales dirigentes de Podemos para extender el “movimiento bolivariano” en España. El dinero terminó siendo canalizado por Iglesias, Monedero y (que nunca se olvide por su peso brutal como ideólogo), Jorge Verstrynge.
Dos reflexiones como mínimo se pueden hacer respecto de la participación en esta sucia transacción comercial (porque es esencialmente eso) de los dos principales actores.
De la satrapía de Hugo Chávez poco se puede decir. Ciertamente de un régimen antidemocrático no pueden esperarse sino comportamientos y actitudes, políticas y estrategias expansionistas, agresivas, cobardes, dañinas hacia aquellos que, como es el caso del 99,9% de los españoles, creemos en el sistema de libertades y en el Estado de derecho, al contrario que el desaparecido tiranuelo del Caribe.
De la triada dupla Iglesias-Monedero (tríada con Verstrynge) y de sus supporters se puede predicar algo más. En primer lugar, que han actuado como mercenarios. No se trata de que crean en las bondades de una ideología facinerosa como el chavismo sino de que por implantarla trinquen al por mayor.
En segundo término, que sus más dignos votantes deben de estar sintiendo hoy vergüenza, una estafa, la humillación: han sido simples marionetas usadas por unos individuos de la peor casta ultraizquierdista que, literalmente se han forrado.
Por último, que esta trama que puede ser calificada perfectamente de corrupta (desde luego en términos morales) con total y absoluta seguridad les pasará factura a estos jetas si vuelven a pedirle el voto a los españoles en unas eventuales elecciones generales.
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