Editorial, Madrid

El caso Julián Muñoz: eficacia de la defensa y Estado de Derecho

El reingreso en la cárcel de Julián Muñoz tras disfrutar de su primer permiso penitenciario de fin de semana deja, más allá de determinados comentarios folclóricos y coloristas (no pocos improcedentes y forzados) varias reflexiones de interés.

Una fundamental tiene que ver con la eficacia en la acción de la defensa de su abogado, Antonio José García Cabrera. Comenzó una batalla en los tribunales por la que prácticamente nadie daba un duro. No ha arrancado medidas de gracia, porque su patrocinado no se ha beneficiado de ninguna. Ha obtenido del sistema de Justicia, por el contrario, decisiones que van colocando al ex alcalde de Marbella, en el cumplimiento de su pena, en el sitio que le corresponde en un Estado de derecho sumamente garantista como el español.

Había una enfermedad grave -y la hay-; existen padecimientos incurables. Son evidentes, o sea, se presentan claros y distintos incluso a los ojos del lego en medicina. Y aún así, García Cabrera (lejos del rol de letrado-estrella) está recorriendo un camino de perseverancia en la consecución de los objetivos, de profunda dedicación en el conocimiento e incansable esfuerzo la conducción técnica del proceso de defensa.

La propuesta de libertad condicional se sigue tramitando. La Fiscalía se ha pronunciado a favor. El juez, con toda seguridad, estará en la certeza de que adoptar unas medidas extraordinarias motivadas por razones estrictamente humanitarias sobre la figura de un condenado por corrupto en absoluto significará que se presente a éste, a los ojos de la opinión pública, como un privilegiado al que se le permite incumplir su deuda con la sociedad.

6 abril, 2016

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