Es una forma castiza y simultánea de celebrar al Real Madrid y al Atlético de Madrid, como se sabe los clubes de fútbol más representativos de la capital de España. ¿Por qué me refiero ahora a ellos? Enseguida me explico. Durante los últimos cinco años somos muchos los españoles que hemos sufrido, nos hemos mordido los puños, encolerizado y hartado de los excesos y abusos impunes del separatismo catalán, instigado, patrocinado y protegido por las mismas Instituciones catalanas que se han venido hartando de desobedecer y burlar a las Instituciones del Estado español, encargadas y responsables de hacer respetar la Constitución, la soberanía del conjunto del pueblo español y la ejecución de las decisiones de sus órganos institucionales. Pues bien, ante semejante espectáculo continuado de desobediencia, rebelión y traición, la respuesta de Estado ha sido la pasividad, la inutilidad, la incapacidad de castigo y represión judicial y policial. El «trágala» en suma .

El único consuelo que hasta el momento ha tenido la inmensa mayoría de los españoles, humillados y ofendidos, ha sido la simpática sorpresa de dos películas alegres, sin dejar de ser respetuosas con los pueblos vasco y catalán («ocho apellidos vascos» y «ocho apellidos catalanes» un año después) que han sabido atacar el abuso separatista vasco y catalán, ambos con el denominador común de pretendida superioridad económica, racista y cultural. Y lo han hecho con humor y gracia que han reconocido millones de espectadores tanto dentro como fuera del País Vasco y Cataluña.

Algo que se merecía esa tontuna separatista, ofensiva y humillante para el resto de los españoles, y más falsa que judas en su defensa histórico_argumental. Con ese pequeño consuelo/desahogo nos hemos tenido que conformar los desamparados españoles estos últimos tiempos.

Pero amigo, el Cielo, irónico esta vez, ha permitido una andanada mucho más profunda contra el separatismo catalán, concretada en uno de sus símbolos más populares, el FC Barcelona. Hace años que contemplamos como se instrumenta a este club de fútbol, por otra parte y técnicamente quizá el mejor del mundo, como icono separatista y se aprovechan sus llegadas a finales de la Copa de España y del Rey para escarnecer la figura del Monarca, la Bandera nacional y el himno de España, sin que, como de costumbre, las Instituciones del Estado, empezando por D. Felipe VI » el soso «, hayan hecho nada por evitarlo ni castigarlo.

Pues bien, en solo dos semanas, el Real Madrid en el Campeonato de Liga y el Atlético de Madrid en la Liga de Campeones europeos, han venido a vengarnos contra el exceso separatista catalán que han hecho simbolizar al FC Barcelona. Nunca dos vulgares resultados futbolísticos (1-2 y 2-0) habrán significado políticamente tanto sin pretenderlo y satisfecho a tantos y durante tanto tiempo entristecidos españoles.

Blancos y rojiblancos han puesto inesperadamente de rodillas al más popular de los símbolos separatistas catalanes. Gracias por ello.